viernes, 30 de enero de 2009
Revolucionary Road, Sam Mendes, 2008
Suscribo que se trata de una obra muy "teatral", pero con matices positivos. En las líneas de cierto cine japonés (Ozu y sus seguidores), Mendes apuesta por una "forma" próxima a los modos dramáticos tradicionales, tanto por lo que se refiere al peso del texto como a la importancia de la interpretación, al diseño de los ambientes escenográficos, etc. El ritmo depende casi exclusivamente de lo que sucede "en el escenario", de lo que nos dicen los actores, sin que apreciemos ninguna "truculencia" de esas que son habituales en el cine destinado al entretenimiento de la "gente joven".
En consecuencia, para materializar el interés, "la imagen" adquiere una función relativamente secundaria que, sin embargo, es crucial para situar al espectador frente a la cuestión argumental más importante que, a mi no me parece que sea lo que más han destacado quienes la han juzgado. No creo que el objetivo de Mendes sea hablar de una "pareja americana", sino de recapitular sobre las preguntas formuladas desde el final de la Segunda Guerra Mundial, sobre la posibilidad de conciliar el "modo de vida americano" (que es el modo de vida liberal) con la naturaleza humana. Y su respuesta es infinitamente más radical y pesimista que la expresada por Arthur Penn en La jauría humana (1966), por Mike Nichols (1967), en El graduado o por Milos Forman, en Alguien voló sobre el nido del cuco (1975), por citar sólo los precedentes más conocidos y antiguos. Me ha hecho "gracia" la alusión expresa a la película de Forman en tono de humor negro, cuando el matemático habla de que los electro-shocks no resolvieron sus problemas emocionales, pero le anularon como matemático...
La película nos cuenta, con ficción de "pasado", varias situaciones, centradas por la pareja protagonista, que proporcionan invariablemente el mismo retrato psico-sociológico: bienestar basado en la propiedad y el consumo, apariencias impolutas, ordenadas, estéticamente magníficas, que ocultan situaciones patéticas, alienantes, en los límites de la degradación psicológica absoluta.
Mendes apenas deja un punto de agarre: la vieja cultura europea, el carácter mítico de París, que acaso no sea sino una referencia engendrada por la propia ingenuidad de una "cultura norteamericana" construida sobre el "engaño" de que todo ciudadano puede sentirse "especial" y desarrollar su personalidad sin que el sistema liberal le convierta en un "replicante" idiotizado (ejecutivos uniformados). El matemático "desequilibrado" (¿desequilibrado?) hará las veces de Ciutti en Don Juan Tenorio, describiendo lo que percibe con sencillez y brutalidad.
El desenlace... Sin adelantar nada, me limitaré a decir que el tercio final de la película me sugirió la llegada de una tormenta apocalíptica a "cámara lenta". Y en la traca final Mendes se introduce en nuestro cerebro con un punzón y lo mueve como haría un loco con un sonajero.
La fotografía es magnífica; la ambientación, muy buena; la interpretación, más que aceptable; la música, sumamente oportuna...
En suma, una película para recordar, que debemos ver sin involucrarnos personalmente demasiado... aunque nos toque los higadillos; por supuesto, no es apta para quienes van al cine a mover los fluidos corporales o para proyectar sus problemas íntimos. Tampoco es recomendable para quienes tengan tendencias depresivas...
Francamente, no creo que la película consiga demasiados premios de la Academia Norteamericana (me sorprendería lo contrario)... Es demasiado radical...
El documental se reinventa (una vez más)
Si pensabas que con "The Devil and Daniel Johnston" no habría manera de poder superar las expectativas en un documental, insisto en lo intrínseco del género, REAL, debido a lo hilarante de los hechos acontecidos no guionizados, y la gran cantidad de material casero de igual calidad ilustradora en contenido, información y verosimilitud a lo absurdo... Espérate por que aquí viene Chris Waitt.
Valkiria, Bryan Singer, 2008
Merece atención especial el juego de tensiones que el director (o el director de fotografía) hacen aprovechando los dos posible perfiles de T. Cruise con parche en un ojo.
jueves, 29 de enero de 2009
El triunfo del botox (al menos para Brad Pitt)
El curioso caso de Benjamin Button (2008) es la historia de una persona que nace anciana y se va volviendo cada vez más joven. El director David Fincher (Zodiac, El Club de la Lucha) nos muestra un cuento de hadas al estilo de Big Fish de Tim Burton.
Con un guión del taquillero Eric Roth (Munich, Forrest Gump) para un Brad Pitt en plena forma, que da vida a Benjamin Button, un anciano para el que el tiempo corre a favor, y un joven al que se le termina el tiempo.
Lo anormal del discurrir de la vida del protagonista y su rejuvenecimiento, no despierta demasiada sorpresa a los personajes que van apareciendo a lo largo de la historia, todos los cuales comparten un grado de peculiaridad que les hace conformar la diferente realidad del protagonista y darle aire de cuento.
Durante los 167 minutos que dura el film vemos una serie de personajes y situaciones que nos remiten a la historia del siglo XX, y con continuas alusiones a la sociedad norteamericana de las diferentes décadas. Coincidencia, casi graciosa, es la utilización del marcado estilo Amélie (2001) de Jean-Pierre Jeunet para narrar un suceso de la trama que tiene lugar en Francia.
Al estilo de muchos otros cuentos llevados al cine la historia comienza con el dialogo de una persona mayor a otra más joven, como en la película televisada hasta la saciedad La Princesa Prometida (1987) dirigida por Rob Reiner. Tanto esta introducción como la mayoría de las similitudes con Forrest Gump (1994) son incorporaciones del guionista Eric Roth sobre el breve relato en el que se basa el film: The Curious Case of Benjamin Button del escritor norteamericano Francis Scott Key Fitzgerald, disponible en inglés íntegramente online:
http://xroads.virginia.edu/~HYPER/Fitzgerald/jazz/benjamin/benjamin1.htm
Mención especial merece el papel de la protagonista femenina: Daisy. Interpretada por Cate Blanchett, este personaje además de aportar múltiples formas de sexualidad: diferentes edades y diferentes sexos. Ejemplifica la liberación de lo femenino del yugo de lo masculino dominante, facilitado por una carrera profesional habilitante a tal efecto.
El conjunto de sucesos y personajes, aunque hilados de una manera poco original y demasiado lineal, para una historia que tiene como eje principal de su trama una inversión del tiempo en su protagonista, no es suficiente para no poder disfrutar de este cuento con toques de amargura, pero siempre sostenida.
Como curiosidad dejo este texto que lleva tiempo circulando por Internet, atribuido al dibujante Quino y muy relacionado con la película:
“La vida según Quino…Pienso que la forma en que la vida fluye está mal. Debería ser al revés: Uno debería morir primero para salir de eso de una vez. Luego, vivir en un asilo de ancianos hasta que te saquen cuando ya no eres tan viejo para estar ahí. Entonces empiezas a trabajar, trabajar por cuarenta años hasta que eres lo suficientemente joven para disfrutar de tu jubilación. Luego fiestas, parrandas, alcohol. Diversión, amantes, novios, novias, todo, hasta que estés listo para entrar a la secundaria…Después pasas a la primaria y eres un niño que se la pasa jugando sin responsabilidades de ningún tipo…Luego pasas a ser un bebé, y vas de nuevo al vientre materno, y ahí pasas los mejores y últimos 9 meses de tu vida flotando en un líquido tibio, hasta que tu vida se apaga en un tremendo orgasmo…¡¡¡ESO SÍ ES VIDA!!!”
lunes, 26 de enero de 2009
Nuevas fórmulas de educación “La clase”
domingo, 25 de enero de 2009
THE DEVIL AND DANIEL JOHNSTON
I can´t belive it!!!!. Un ARTISTA.
"Hola, hola, hola, soy el fantasma de Daniel Johnston. Hace muchos años, yo vivía en Austint,Texas y trabajaba en McDonal,s. Es un honor y un privilegio dirigirme a ustedes hoy para hablaros de mi condición y del otro mundo."
De este modo comienza un documental sobre el ARTISTA (si, con mayúsculas) Daniel Johnston. No creo mucho en el concepto "arte" y menos en el de "artista" pero tras ver este precioso documental tuve claro que si el arte fuera algo seria esto. La proyección del documental tuvo lugar en un bar del centro de Madrid, la gente permaneció clavada en sus asientos, quizas embrujados por el fantasma Casper o por el Demonio, nadie se pudo levantar a pedir una copa, estaban extasiados o como diría Iván Zulueta, arrebatados por este hombre, este siervo inútil del señor.
"Escucha voy a contarte la historia de cómo madura un artista.
Unos buscan fama y gloria, otros no son tan optimistas
Todos, los amigos y la familia,
Te dicen que busques trabajo
¿Porqué solo te dedicas a eso?
¿Porqué eres tan raro?
No nos gusta lo que haces
y tampoco le va a gustar a nadie
Tienes un problema ,y eso es lo que hace que estés enfermo."
¿Enfermo? ¿pero quien es el enfermo? quizás sea el que consiga mantenerse cuerdo.
" La psicosis maniaco depresiva es opuesta a la depresión .El paciente describe su estado de feliz y eufórico , y el dice, nunca me he sentido mejor. Con aumento de la irritabilidad y odio esta hiperactivo, las ideas le vienen tan rápido que cambia de un tema a otro. Se distrae con facilidad, habla con juegos de palabras y rimas. Presenta delirios de grandeza. No viven en la realidad, es posible que beban alcohol en exceso. Aumenta el deseo sexual que junto con el poco juicio puede dar lugar a la contracción de enfermedades venéreas o embarazos no deseados. El paciente, de comportamiento extraño puede decorarse con medallas, botones, plumas....,puede gritar hacerse daño pero no le importa y si lo hace no se da cuenta del daño.Duerme poco, y no tiene patrón definido, está por lo general demasiado ocupado para comer, con eso y la hiperactividad adelgazan. En casos de sobre excitación balbucean y están desorientados.Las alucinaciones sustentan delirios de grandeza, y ahí lo tienen ¡soy un maniaco depresivo con delirios de grandeza."
Así que chicos si tenéis alguno de estos síntomas, ¡mirad eso!, o mucho mejor, mirad el documental. A disfrutar.
jueves, 22 de enero de 2009
Continúa la tradición del cine político italiano: Il divo, Paolo Sorrentino, 2008
Y aunque en esta línea no siempre se realizaron películas monumentales, entiendo que, en conjunto, prevalece lo interesante sobre lo banal. Contando con esos precedentes, Il divo, resulta ser una obra que no baja la "nota media", aunque vista desde fuera de Italia, acaso tampoco la eleve, porque a pasar de las aclaraciones textuales que menudean en la película, la información suministrada es demasiado densa para quien no está familiarizado con la historia italiana de los últimos treinta años. Aún contando con esta "debilidad", se trata de una obra de buen ritmo, guión aceptable, montaje imaginativo para enfatizar la espectacularidad, y en la que destaca una fotografía excepcional, firmada por Luca Bigazzi, que parece haber formado equipo con Paolo Sorrentino...
A mi juicio, se trata de una película muy interesante, que recupera la preocupación de Fellini por el exotismo y el esperpento visual, en claves actuales. Recomendable.
martes, 20 de enero de 2009
Los girasoles ciegos, José Luis Cuerda, 2008
Sobre el relato literario del que parte, Cuerda ha forzado los términos dramáticos y escabrosos hasta llegar a un patetismo paranoico casi infantil. El resultado es un cliché maniqueo, extremadamente fácil de desmontar, y en consecuencia, inútil desde el interés político... Para que una película de intención política sea eficaz, ante todo, debe ser buena o, mejor, muy buena. Aunque la Iglesia Española y los franquistas, merezcan lo que Cuerda dice sobre ellos, el resultado cinematográfico facilita su "descalificación"; contando, incluso, con una fotografía que, fiel a su estilo, aparece muy cuidada, acaso demasiado cuidada. En algunas ambientaciones (planos nocturnos y del bosque) aprecio exceso de "ambientación escenográfica", que resta verosimilitud a las respectivas secuencias.
A mi juicio, el relato de Alberto Méndez (2004) es muy adecuado para un "corto", pero no ha resistido la dilatación impuesta por un guión demasiado artificioso, teniendo en cuenta, incluso, lo que sabemos de aquella época, en la que los franquistas y sus aliados ideológicos (la Iglesia) propugnaban recuperar los valores "tradicionales" de la cultura hispana, que ellos situaban en tiempos "pre-científicos". En esa línea, Cuerda (¿y Azcona?) pierden una baza muy importante al centrarse en los detalles escabrosos y olvidar los elementos más gruesos y con mayor proyección actual, como por ejemplo, la aceptación ciega del orden jerárquico, que sigue siendo uno de los signos de identidad del clero conservador, y convierte a quienes lo aceptan en marionetas sin capacidad de raciocinio ni voluntad, en fanáticos predispuestos a la barbarie; como, por ejemplo, no asumir que el franquismo centró la represión en el plano de lo expresamente político, olvidando la cohesión del sistema cultural para generar un cúmulo de contradicciones que desbordan la imaginación: las autoridades franquistas primero se obsesionaron con "los masones" (en realidad, quienes preconizaban un sistema democrático) sujetos, según ellos mismos, a intereses extranjeros; más tarde, cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, aplicaron el punto de mira a "los comunistas"...
En esa misma línea, me parece un error que el director haya empleado los tics fascistas (cantar el Cara al Sol, decir memeces sobre el wolframio, "hamponismo" de los "camisas azules", etc.) en jalones de interés (inquietud), porque ello ofrece una estructura demasiado simple y reiterativa, únicamente rota con algún plano diferente, como la secuencia de la almohada... demasiado condicionada por las cualidades estéticas del cuerpo humano...
Se trata, en suma, de una película casi plana, que no pueden enderezar las interpretaciones de Maribel Verdú y sus compañeros, en geenral, aceptables... Y aunque resulta paradójico, Los girasoles ciegos, con su encelamiento de lo escabroso, la torpeza, lo patético, me recuerda otra película, también, de buena factura visual concebida para dar a lo poder lo que el poder determinaba en aquel momento: Surcos (1951), de Nieves Conde... En aquella época el objetivo utópico era detener la emigración del campo a las ciudades; en ésta, cobrar los débitos acumulados por la Conferencia Episcopal Española... Pero ambas realizadas bajo el imperio de la melancolía, que según decían los manuales viejos de Formación del Espíritu Nacional, es el vicio más estéril de cuantos caben en la molicie humana. ¡Qué incómoda puede llegar a ser la memoria!
Lo más lamentable: que sea la apuesta de los "académicos españoles" para representar a "nuestra industria"... acaso, porque realmente sea, precisamente, eso: una obra diseñada para contentar a quienes distribuyen las subvenciones, Y en ese sentido, Garci y Cuerda, que se muestran tan lejanos, están demasiado cerca. Si no interpreto más los criterios académicos norteamericanos, seguramente esta película no pasará la primera selección y sólo servirá para alimentar una imagen demasiado sombría de la sociedad española.
ADENDA. Cuando publiqué este comentario ya había quedado fuera la película en la carrera por los premios de la Academia Americana
jueves, 15 de enero de 2009
Boomerang, Arturo Prins, 2008
lunes, 12 de enero de 2009
Gomorra, Matteo Garrone, 2008
Se trata de una película entonada con ciertas corrientes europeas, aún deudoras de Dogma, que a mi me molestan muy especialmente porque no creo en el "cine objetivo" y menos aún en el cine de "apariencia torpe". No puede existir cine objetivo y el cine de apariencia torpe suele encubrir torpeza...
Lo único que mantiene en pie la película son las consabidas "formulas de producción" que, en este caso, se limitan a situaciones violentas, en algunos casos, aderezadas por los componentes especialmente inquietantes de la delincuencia juvenil. El arranque es, desde ese punto de vista, bastante bueno, de esos que mantienen al espectador atrabado en la butaca, al menos, durante otros treinta minutos más.
Pero tratándose de un proyecto tan ambicioso, como describir el mundo de la Camorra napolitana, me hubiera gustado un guión menos pobre, que hubiera afrontado la complejidad de ese fenómeno y que no se limitara a describir unas pocas anécdotas en claves maniqueas. Pensando en los espectadores no italianos, por ejemplo, podrían haber acentuado las diferencias con la Mafia siciliana...
La parte visual no desentona del ambiente mediocre general. El realizador abusa de las tomas cámara en mano, por lo general, demasiado largas: sobran minutos en casi todas las secuencias. No obstante, es de justicia reconocer que lo mejor de la película se puede buscar por este lado: algunos planos son realmente interesantes.
jueves, 8 de enero de 2009
Eyes Wide Shut, una película anómala
Tras ver la película un par de veces creo que la misma no cumple con el cometido de visionado en “piloto automático “, derivando en un “coitus interruptus” que sólo a saltos consigue “atrapar” al espectador. Un ritmo demasiado lento en ocasiones y otras múltiples claves no descifrables sin un buen manual de instrucciones configuran una película no bien acabada desde el punto de vista perceptivo. El resultado del producto sorprende por anómalo si lo comparamos con el resto de la filmografía de Stanley Kubrick .Dado que es su obra póstuma las hipótesis a elaborar pueden ser tan variadas como merecidas, no obstante no es mi intención entrar en detalles de no fácil contrastación.
Sin embargo, si bien como producto cinematográfico no funciona si lo hace como filón de estudio y análisis pues oculta una variedad casi ilimitada de enigmas simbólicos, filosóficos, psicológicos, etc., que ponen en jaque a más de unos cuantos avezados “lidiadores“en estos territorios cuyas fronteras son tan interpretativas como cuestionables. Casi como en un “Código da Vinci” cualquiera las hipótesis a realizar se suceden con más fluidez que las propias secuencias.
Pero volviendo a la comparativa, uno de los interrogantes retóricos que se me ocurren es si siendo más fiel al relato literario ambientado en la Viena del XIX este margen mágico de tiempo hubiera suplido parte de las a mi juicio “parcheadas “y poco creíbles situaciones descritas en la película, ¿cómo habría sido entonces nuestra percepción de haber comenzado con el baile de disfraces?
Las secuencias introducidas con anterioridad a como suceden en el relato y que sin duda obedecen a necesidades propias de la obra cinematográfica, así como el carácter impreso a los personajes, dan un giro significativo que altera la intencionalidad del escritor respecto a la del director.
Sucede así por ejemplo, en la secuencia acelerada de la revelación de los pensamientos de Alice ya sean liberados y amparados en los efectos de un porro, o bajo los efluvios del champán en el baile con el húngaro, personaje que pierde su inocuidad intangible de sueño/deseo en aras de una corporeidad que evidencia las pulsiones/tentaciones ya no tan secretas de Alice/Albertinne, alterando de golpe el carácter pasivo que Schnitzler otorga a su protagonista femenina.
En el mismo sentido Bill/Fridolin adquiere connotaciones de frustrado permanente frente a situaciones en las que no decide participar si no que es coartado por inesperadas evoluciones.
En definitiva, el relato que es una deliciosa y fluida lectura subyace como fuente de “alimentación “para la película pero a diferencia de este, la película sólo consigue discurrir con facilidad cuando se ajusta más a la cronología de la obra escrita, perdiendo al espectador en secuencias explicativas que lejos de convencer admiten la seria dificultad de una comprensión total
.Producto ambicioso este que aborda varias carambolas a la vez sin definir ninguna, psicología freudiana, sexualidad femenina, hedonismo, placer como motor del mundo, perdición y salvación dependiente de una no consumación de intenciones que obtiene como conclusión un espectador perplejo y aburrido, al que ni siquiera el desnudo de la Kidman consigue reanimar..
miércoles, 7 de enero de 2009
Red de mentiras, Ridley Scott, 2008
Cuando vi Gladiator (2000), se disparó mi ingenuidad e imaginé que se intentaba medir con Mann y Kubrick... Reconocí la calidad de la batalla del comienzo, verdadero prodigio de ritmo narrativo. Por desgracia, a medida que pasaban los minutos mi juicio cambió radicalmente y al salir del cine ya me asaltaba la sospecha de si Ridley Scott no se había bajado los pantalones ante las exigencias de la "industria". Por desgracia, cuando realizó Hannibal (2001) y Black Haw derribado (2002) ya se había transformado en uno de los buques insignia de la industria del entretenimiento...
En esa línea, Red de mentiras (2008) es una película que ofrece concesiones descaradas y vergonzantes al giro dado por los acontecimientos políticos en USA. Si Black Hawk derribado estaba alineada con las directrices intervencionistas del presidente Bush, American Gangster y Red de mentiras son sumamente receptivas a la dirección de la veleta...
Red de mentiras es una película bien trabada y con ritmo vivo, de fotografía correcta, con buenos efectos especiales, situaciones violentas (y morbosas) bien dosificadas "in crescendo" , interpretación aceptable (desde lo que se puede valorar con la versión doblada)... Un buen producto de entretenimiento, en suma. Si analizamos el aspecto argumental... La exposición de lo que está sucediendo en Oriente Medio... me parece diseñada por los asesores de política exterior del futuro presidente Obama... Para encauzar la situación en Oriente Medio es necesario apoyar a los regímenes amigos, acabar con los terroristas y con la gestión nefasta aplicada hasta ahora en el aspecto militar. Y con un poco de suerte, cuando el señor Obama acabe su "reinado", los iraquíes se habrán convertido al cristianismo... o, mejor, aún, se habrán hecho todos pro-israelíes. ¡Fantasías animadas de ayer y hoy...!
Sintetizando, que es gerundio: buena película para los amantes de R. Scott y quienes babeen con Di Caprio; para los demás, una película en sintonía con lo que en Europa (incluyendo al Estado Vaticano) es políticamente correcto cuando hablamos sobre los problemas de Oriente Medio, es decir, una memez descafeinada, susceptible de ser interpretarse como propaganda política para quienes alimentan sus meninges (que no el cerebro) leyendo periódicos occidentales y cadenas de televisión convencionales. Me gustó más Syriana (S. Gaghan, 2005). que tampoco es cosa del otro mundo... Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, desde estas líneas me gustaría recomendar Objetivo mortal, de Richard Brooks (1981), que sin ser una obra maestra (es otro producto de entretenimiento) trata sobre los problemas de Oriente Medio en clave de comedia y da qué pensar...
sábado, 3 de enero de 2009
Ultimátum a la Tierra, Scott Derrickson, 2008
Ritmo según las fórmulas de producción propias de la industria norteamericana, trama simple, recursos perceptivos obvios, matices emotivos derivados de explotar los mecanismos de preprogramación genética (niño), referencias simples (arca, diluvio)... Y para que nadie salga de la sala del cine con más preocupaciones de las convenientes, final feliz. Todos tenemos "algo especial"... El argumento suena a spot de bebidas alcohólicas o a sevillana de la Expo...
En este caso, contra lo que podríamos suponer al tratarse de "ciencia-ficción" y un remake, no se salvan ni los efectos especiales, especialmente deficientes.
En suma, "cine basura". Y si alguien se quiere entretener con estas "historias", vea la de Wise (1951), que tampoco es cosa "de otro mundo" pero tiene su gracia.
En busca del famoso paradigma. ROCKNROLLA, Guy Ritchie, 2008
Javier Ramírez Serrano
Recuperando el versus infinito entre cine de calidad estética y cine de entretenimiento, quiero detenerme en este último para hacer una pequeña reseña sobre lo que, para mí, es una película de entretenimiento de calidad. Volviendo de paso a la polémica en torno a Quemar después de leer, ¿paradigma de entretenimiento de calidad o comedia americana llena de tópicos y pasada de rosca?
Me parece interesante recuperar este debate a la salida del último largo de Guy Ritchie que vuelve con un sello de identidad marcado por Lock n’Stock y Snatch. En RocknRolla no vemos grandes cambios respecto a las anteriores obras de misma temática, pero si observamos como mantener una fórmula fresca para que siga cumpliendo su papel.
Estamos hablando de cine de entretenimiento, puro y duro, pero de calidad. En mi opinión lo que la carrera de Tarantino pudo llegar a ser tras Pulp Fiction y nunca será.
Cine frenético, lleno de chulerías de montaje y diálogos “memorables”. Digo memorables porque son el tipo de frases con gancho y bromas bien escritas las que dan juego a estas películas. Así como una narración fragmentada que viaja alrededor de un montón de personajes obligándote a mantenerte despierto si no quieres caer en la confusión más absoluta.
Podemos achacarle que muchas de las gracias son demasiado previsibles, y que hay gran cantidad de tópicos (aunque no en todos los personajes) al igual que nos pasaba con Quemar después de leer, pero, a diferencia de ésta, la película cuenta con un ritmo envidiable, con un aspecto técnico sobresaliente, una música cojonuda, y una interpretación menos pasada de rosca.
No puedo dejar de alabar la labor de los editores, que saben hacer uso de un estilo de montaje del que deberían aprender mucho en otras producciones. En mi opinión, entretenimiento visual a toda máquina completamente acorde con el texto de la película.
He de decir que aún así, y seguramente por resultar una más en un estilo ya muy marcado, me ha parecido más floja que Snatch. Sobretodo por jugar a ser la primera de una supuesta trilogía, cosa que me repatea personalmente.
Y poco más que decir.
Ah, sí. No vayáis a verla sin antes haber visto alguna de las anteriores del mismo género si no queréis salir del cine quejándoos de cine de pajilleros quinceañeros.
Si hay que “entretenerse” me lo monto con Guy Ritchie.
jueves, 1 de enero de 2009
"No tenía dónde resguardarme del trueno". Mongol, Sergei Bodrov, 2007
Lo mejor: la fusión perfectamente armonizada entre épica, lírica y drama.
En en un análisis "normalizado" debería decir que lo "peor" se podía imaginar antes de pasar por la taquilla: el ritmo narrativo es, en algunos momentos, lento, como corresponde a una obra concebida para ser un espectáculo visual, desde las enseñanzas del cine soviético, ruso y oriental. Los amantes del cine de Tim Burton encontrarán la película muy aburrida. Como yo no me cuento en ese grupo, puedo decir que, incluso, a pesar de esa "carencia", a mi me atrapó desde el primer segundo y me dejó clavado en la butaca hasta las imágenes finales. No recuerdo película alguna en la que sea tan adecuado el protagonismo otorgado al paisaje, con elementos que serían más propios de la herencia del Sturm und Drang: "No tenía dónde resguardarme del trueno". La frase deviene síntesis argumental ideal para acotar la realidad histórica de Genghis Khan...
Por lo demás... Magníficas interpretaciones, buena ambientación histórica, montaje impecable dentro de la mejor tradición de los Estudios Mosfilms... Y, desde luego, una fotografía difícil de superar, en la que se dosifican casi todos los recursos imaginables. A destacar muy especialmente el uso de las focales largas, tan útiles para reforzar la dualidad entre figura y fondo, y los primerísimos planos, que nos hacen pensar en las vertientes expresivas de la tradición soviética.
Lo que menos me ha gustado: las concesiones a un público habituado a la violencia en las secuencias de batallas, con fórmulas comparables a las líneas más convencionales del cine de samuráis moderno... Es, probablemente, lo que más deleitará a los admiradores de Tim Burton y lo que a mi me impide hablar de "obra maestra".
El Hamlet de Juan Diego Botto
Salí del Teatro María Guerrero recordando a Ernst Lubittsch, y preguntándome por qué a todos los actores mediocres y enfermos de narcisismo, se les antoja emular a Richard Burbage, aprovechándose de la obra más compleja e interesante de la dramaturgia universal. Debe ser porque ante esa complejidad los espectadores somos proclives a la benevolencia y porque la calidad del texto pervive por encima de los atropellos... Reconozco que al oír "Ser o no ser..." a mí también me entraron ganas de salir del patio de butacas siguiendo a Cupido... Y no lo hice porque, seguramente, mi respeto hacia quienes trabajaban allí es superior al que algunos de ellos tienen hacia los espectadores.
Naturalmente, no todo lo que sucede en el escenario es malo... La escenografía es pobre, pero (con mucha manga ancha) aceptable; también lo es la interpretación de algunos actores... Me gustaría destacar el trabajo de José Coronado, Marta Etura, Nieve de Medina... Tampoco está mal el vestuario y la iluminación... Los efectos especiales no me han gustado, sobre todo, los sonoros, a mi juicio, deplorables.
Y por fin, lo que ha encendido mi ira...
1. La interpretación de Juan Diego Botto. No puedo entender que se diga de él que es un buen actor. Tengo muy fresco su trabajo en El Greco y... mi juicio es muy diferente, radicalmente distinto.
2. Destruir el sentido trágico global de la obra con "morcillas" cómicas mediocres y mal resueltas. En el texto original existen "acotaciones cómicas" enjundiosas como las alusivas al esqueleto del bufón, que por "causas justificadas" fueron eliminadas en la representación que yo contemplé. Seguramente, estas "aparentes anomalías" (según mi capacidad perceptiva) surgen de que, según reza en el tríptico ofrecido a los espectadores, Juan Diego Botto entiende que la obra trata sobre "La familia y el poder"... Yo siempre había entendido que la obra trata sobre "La Venganza"... a manos de un personaje sumamente peculiar.
3. El criterio seguido para elegir unos textos y suprimir otros. Eliminar algunas partes puede romper la médula del "juego" propuesto por Shakespeare. En este caso ese peligro es obvio. No me gustó nada el comienzo, seguramente concebido en origen para situar al espectador en un ambiente de "realidad peculiar", dominada por el juicio sobrenatural, el universo que se esconde en lo más profundo del alma humana. En la versión de J.D. Botto prevalece la anécdota sobre la substancia y ese es el mejor camino para destruir a Shakespeare.
Para finalizar... Desde estas acotaciones marginales, que me sirven como desahogo, me permito ofrecer tres sugerencias públicas; dos al autor directo del atropello, Juan Diego Botto... La primera, que se olvide de la dirección teatral "seria" y busque otras formas de ganarse la vida, acaso en los teatros comerciales. La segunda, que también repudie la interpretación "de calidad". Y la tercera, al responsable del Centro Dramático Nacional, Gerardo Vera: si no encuentra a nadie más cualificado para hacer una versión de Hamlet, convierta el teatro en plató de televisión y alquíleselo a Mercedes Milá. Y si ello no encaja con los objetivos programáticos definidos desde el Ministerio, dedíquese usted también a otra cosa y deje de andar a la sopa boba... a cargo del contribuyente. Porque aunque a mucha gente le guste la obra (los asistentes aplaudimos a rabiar), una entidad de ese tipo no debería regirse por los criterios de audiencia que definen la programación de Tele 5.