El Cine como forma expresiva y estética

lunes, 11 de enero de 2010

Ágora... más

Por Jorge Anguita



Sorprende leer en palabras de Amenabar la palabra “hiperrealista” cuando habla de Ágora al querer reconstruir la ciudad de Alejandría y retratar a la sociedad de por aquel entonces de manera mimética. Creo que no ha conseguido dar un enfoque hiperrealista sino teatral al reinterpretar la historia y mezclado hechos documentados añadiendo otros inventados parar dar cohesión al guión. Quizá lo peor de la película, a mi juicio, es el guión y no por errores históricos sino por haber mezclado varias historias sin establecer vínculos de mayor interés para plantear el argumento tratado y sólo querer influir en el espectador. Nos introduce en una época de confrontación entre las religiones cristiana y pagana en plena decadencia del imperio romano e inicio de la hegemonía cristiana en occidente. Pero se posiciona del lado de la protagonista y en contra de la Iglesia con un planteamiento maniqueista. Después tenemos una historia de amor ficticia entre Hipatia, Davo y Orestes. Y en tercer lugar varias sesiones intermitentes de la pseudociencia que Mateo Gil y Amenábar han ideado, puesto que no nos han quedado estudios de la filósofa, para articular el resto de la trama.
En principio no me parecen incompatibles estos tres intereses del director pero si algo desconcertantes de cara a la reflexión que va difundiendo en sus entrevistas. Me explico. En primer lugar, como digo, tenemos el trío amoroso donde vemos cual es el porvenir de los dos hombres. Ambos se pasan al cristianismo por intereses personales: Orestes para ascender en su carrera política y Davo porque quizá rezando a Dios conquiste a Hipatia, fracaso que le lleva a ingresar en los parabolanos, un grupo de cristianos dedicados a ayudar a los pobres y enterrar a los muertos, tratados en la película como un grupo de fundamentalistas. Finalmente será transformado en un cruel cristiano lo que le conduce a un intento de violación de la maestra. Por otro lado el prefecto sigue en contacto con Hipatia la cual, según los textos de Sócrates Escolástico, tenía una gran influencia en las esferas de poder tanto de la ciudad como en el imperio y esta relación ayuda a extender la tensión amorosa a lo largo de la película más tarde convertida en culpabilidad. Davo, por el contrario, reprime sus sentimientos en silencio sin tener contacto con su ex-ama. Parece el típico incomprendido que se une a una secta porque allá se le valora más, y busca a Hipatia para redimirse cuando la mata en la biblioteca, lugar que da origen a su amor por ella. Finalmente ninguno de los dos consigue a la chica pero ambos se arrepienten de sus decisiones, como “bueno cristianos” que son, por haber participado directa o indirectamente en la muerte de esta. De esto extraigo una primera conclusión que es la devaluación del cristianismo al ir en contra de valores humanos como el amor o fraternidad, fomentando el odio, venganza y mercadeando con la fe en pro de intereses políticos. Dos personajes con la conciencia manchada de sangre.

En segundo lugar tenemos a Hipatia que estudia el sistema geocéntrico de Ptolomeo y el heliocéntrico de Aristarco para llegar a las conclusiones de Copérnico y Kepler doce siglos después. Atribuirla este descubrimiento ayuda a los guionistas a justificar su dedicación a la investigación, su compromiso con la ciencia y su rechazo a la vida de mujer de la época alzándola como una activista política en contra de todo sistema opresor cuando en realidad es una científica de alto estatus socioeconómico. En cualquier caso, Amenabar dijo que nunca le “había interesado la ciencia (…) lo maravilloso de este proyecto ha sido entrar en contacto con el mundo de la ciencia desde un punto de vista espiritual (…) transmitir la emoción por lo que ocurre en el universo”. Pero esto suena a entrevista promocional donde el mensaje siempre es reflexivo e imparcial. En realidad vuelve a cargar contra la religión. Cuando Orestes tacha de “caprichoso” el sistema ptolemaico por alejarse del modelo aristotélico donde lo celestial pertenece a la perfección Sinesio enojado le pregunta “¿con que autoridad juzgas tú la obra de Dios?”. Esa frase de Sinesio resume la segunda idea que extraigo del guión. Durante la Edad Media la astronomía observacional se paraliza y se acusa de hereje a cualquiera que estudie a los planetas como vemos en el Nombre de la Rosa cuando William de Baskerville estudia astronomía en secreto. Este parece ser el origen de aquello, la transición entre dos periodos, uno de democracia donde el ágora es sinónimo de libertad para discutir y cuestionar verdades y el otro es el de la opresión e injusticia representado por la Iglesia donde Dios es la respuesta a todos los misterios del cosmos. En este momento la ciencia “se arrodilla” ante Dios mientras que Hipatia, una mártir feminista, firma su sentencia de muerte y se convierte en bruja. Por tanto el director vuelve a arremeter contra el poder de la Iglesia por su capacidad para administrar la verdad durante tantos siglos en los que no ha parado de cometer atrocidades.

Dentro de la guerra entre religiones el problema que comentaba es el planteamiento maniqueista tan evidente, a pesar de las declaraciones de Sammy Samir (Cirilo) que alaba a Amenabar diciendo que “ha sabido acercarse a él (su personaje) sin juzgarle, sin darle un papel de bueno o de malo” para “que decida el espectador”. Esto queda en evidencia si analizamos los recursos formales empleados para caracterizar a Amonio o Cirilo o en la distinción que hace entre cristianos y paganos vistiendo a los primeros de negro y de blanco a los otros. Esto último quizá ayude en los planos cenitales de las reyertas para diferenciar ambos bandos cuando les miramos, dice el director, “como si fueran hormigas” pero es un recurso Disney que desvaloriza la película y la hace predecible. Más bien da al negro un valor metáforico para anticipar la oscuridad característica de la Edad Media y con ello vuelve a posicionarse en contra del cristianismo y la decadencia de este periodo.
En resumen diría que estas tres líneas de narración, amor, ciencia y guerra convergen sólo en una crítica muy evidente y simple de la religión cristiana. Para Amenábar es “una historia del pasado sobre lo que está pasando ahora”, interpreto pues que es parte de su lucha contra la Iglesia como hiciera en Mar Adentro. No es que esté en desacuerdo con el tema que propone en la película sino que el director habla sobre lo espiritual y la ciencia cuando en realidad tanto el mensaje implícito como el explícito señala a la Iglesia del pasado y del presente para que los espectadores salgamos arremetiendo contra ella. Estoy un poco cansado de las películas con unos efectos espectaculares que presumen de tener un trasfondo de actualidad para critican al poder como si la industria cinematográfica no tuviera ninguna responsabilidad con la sociedad. Pienso que Amenábar ha conseguido reunir a los productores de Mortadelo y Filemón y a la cadena italiana (país donde censuraban su película) para recrear superficialmente una Alejandría mítica por ordenador con monumentos egipcios encajados en cada plano para insistirnos en la mezcla de las culturas egipcia y clásica como si estuviéramos viendo un documental de Zahi Hawass. Ha rebajado los problemas en los que no le interesaba incidir como el de la esclavitud o la hambruna y se ha servido de otros como la belleza estereotipada de Hipatia (que aunque no lo parezca murió a los sesenta años) con fines comerciales. También ha tratado de suavizar su asesinato, ya que en verdad fue descuartizada con tejas, arrastrada por la ciudad y quemada. Todo ese final apoteósico donde ella y Davo se funden en un abrazo y él comienza a recordar su pasado de esclavo junto a ella no es más que otra fórmula comercial para poner un colofón hollywoodiense.

Otras aportaciones menos trascendentales del director las vemos cuando Amonio apedrea a Orestes a la salida de la biblioteca. En realidad el prefecto circulaba en su carro después de querer desterrar a Cirilo por ser el precursor del caos que reinaba en la ciudad, en apoyo al patriarca Amonio agrede a Orestes. Cirilo, según he leído, no obtuvo permiso de las autoridades para nombrarle mártir cosa que aquí no vemos. También he leído que Sinesio muere antes que Hipatia después de llevar una vida de calamidades. Estos son hechos que no están mal adaptados teniendo en cuenta los pocos datos que hay sobre lo que ocurrió pero algunos de ellos si inciden una vez más en el proceso de demonización de la religión cristiana.
A pesar de esto y centrándome en otros aspectos, la película tiene buen ritmo y tensión que junto al sonido te mantienen atento y entretenido. La fotografía es buena si tenemos en cuenta la cantidad de secuencias nocturnas que se ruedan intentando distinguir entre los negros en las calles y el negro intenso del cielo. La película funciona en claves bajas en interiores ayudándose de velas cosa que está bien resuelta. La postproducción está bien aunque los efectos de Google Earth ya cansan. En cuanto a los planos que coge de la tierra me recordaron a 2001 de Kubrick, luego más tarde me enteré de que era uno de sus directores favoritos. Hay una gran diferencia y es que en la película de Kubrick encaja perfectamente, aparte de por la temática, porque acompaña al ritmo lento que nos hace entrar en un juego de imágenes casi estáticas como si estuviéramos flotando en el espacio para conectar con la idea del film. Amenábar parece que busca lo mismo, dice que “el ágora es un planeta donde tenemos que convivir todos (…) lo que significa intentar desentrañar el misterio del cosmos”. Nos saca al espacio exterior para contemplar la tierra que Hipatia trata de colocar en un círculo o elipse pero a diferencia de Kubrick, que nos invita a una reflexión sobre esos misterios indescifrables del universo, el español nos muestra la tierra del siglo IV, con la misma intención, pero en realidad lo único que veo es un planeta al que le faltan unos siglos para ser globalizado, no precisamente por dios sino por el consumo de productos tan perjudiciales para la sociedad como esta película. En mi opinión no creo que haya encontrado lo que buscaba en el cosmos, lo único que ha conseguido ha sido retrasar las descargas por unos meses

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