El Cine como forma expresiva y estética

miércoles, 27 de enero de 2010

HIGH ART

Por Ana Chicharro

Comienzo con una pregunta que me ha surgido al ver el titulo de esta película... ¿Por qué no se suelen traducir los títulos de las películas de cine independientes? No sé, será que de primeras ya se sabe que sólo va a ir un determinado público, de cierto nivel cultura, podríamos decir, por encima de la media, a ver “cine independiente”.

Quería hablar de una película de 1998 (aquellos tiempos en los que aún las personas no eran azules), titulada “High Art”, dirigida y escrita por una MUJER llamada Lisa Cholodenko, estadounidense, por si el apellido despista a alguno.
Podría considerarse una especie de Nouvelle vague actual, ya que los planos se orientan más a ser sugerentes y sobre todo cuando utiliza el foco desenfocado y las conversaciones que mantienen los personajes. Estos dos últimos recursos son generadores de hipótesis, lo que implica que se activan unos mecanismos de anticipación, y es aquí donde aparecen los procesos de proyección por parte del espectador. Todo esto hace que la película tenga una subjetividad poética fuerte, pero esto, a su vez, repercute en el ritmo, un poco lento.

Si tocamos el tema del montaje hay que comenzar por los créditos, que a mi juicio podrían estar mucho mejor integrados; son un poco sosos, aunque intercalen algunas imágenes que nos dan una idea clara de que el argumento o una parte importante de el. Pero de esta manera, tan austera, por no decir otra cosa, también crea una situación de tensión que se apoya en el tipo y ritmo de la música, que podría decirse que se acerca a lo experimental (Shudder to Think). También puede que esta “austeridad” sea buscada, ya que es la misma música la que marca el ritmo de los créditos, como hace con toda la película. Parece como si la música tuviese entidad propia; es algo que casi puede respirarse, como los ambientes rodados en clave baja, con unos encuadres y fotografía cuidados. Abundan los primeros planos de las caras de los personajes, que nos remiten a un cine con pretensiones naturalistas, que se centra en la psicología de los personajes, donde también proyectamos. De entre todos los actores me quedo sin duda con Greta (Patricia Clarkson), Shyd, la joven editora desentona un poco, con el resto de la estética de los personajes, que parecen más auténticos.
Espacios inquietantes, aunque con sólo un exterior de pocos segundos (al final), lo que nos indica el poco presupuesto que tuvo.
Si nos vamos al argumento, este mama directamente de la vida y obra de la fotógrafa Nan Goldin, artista de los años setenta y ochenta, años en los cuales dicen que renovó la fotografía documental, centrando su obra en la narración de la escena contracultural de New York . Después de pasar por una clínica de desintoxicación, sigue dedicándose a la fotografía y es profesora en Yale.
Pero todo hay que decirlo, Jojo Whilden, que es la fotógrafa, (que no la directora de fotografía) que realiza las fotografías que se ven la película, y que a mi juicio, son muchísimo mejores que las de Nan Goldin, también ha realizado la fotografía de otras películas, como, por no salirse ni del cine independiente, ni de la temática LGBT, ni de las traducciones de títulos, “Shortbus”.


A parte de las referencias biográficas y “estéticas” de Nan Goldin, también salen nombres de personajes influyentes en el mundo del arte como Derrida (filósofo) y Fassbinder (director de cine y tv alemán), y los premios MacArthur (EE.UU). Siguiendo con el argumento, es importante hacer referencia a un guión cuidado y que está en sintonía con el carácter de los personajes y la historia. Si dejamos de lado el mundo de las drogas, que parece que siempre planea por encima de los genios atormentados, la película hace una crítica severa de las maneras en que se mueve el mundo del arte y las personas que lo integran; que en la película se refleja en los personajes que van desde, la ambición de la joven editora (Shyd), al egocentrismo de la artista (Lucy Berliner), pasando por las “maneras” que tienen los “agentes culturales” de mover-manipular el arte. Queda bastante claro, que esta película pone al arte al nivel de producto comercial, o como dice la editora ejecutiva de Frame (película), de “divisa cultural”. Esta parte del argumento es la más interesante de la película, y está muy bien integrada en el argumento global, ya que tampoco nos calienta la cabeza con el tema, sino que, solo necesita tres conversaciones, para plantearnos estos temas tan actuales.

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