El Cine como forma expresiva y estética

domingo, 24 de enero de 2010

La cinta blanca.

Por Clara Doblas Ibáñez



La historia nos sitúa en un pequeño pueblo alemán protestante poco antes de que se declare la I Guerra Mundial, donde se muestran los orígenes de una ideología excluyente con las "razas inferiores". Es fácil entenderlo, si nos detenemos a observar que la vida del pueblo entero depende de un sólo hombre que posee las tierras casi en su totalidad, el señor barón. Él, junto con los demás señores distinguidos (el doctor, el administrador y el pastor) conforman las bases de una sociedad basada en el desencuentro. Así ha sido siempre y así seguirá siendo: quien más tiene es odiado; por envidia, sí, pero sobretodo por la coincidencia de que el que menos tiene, trabaja las tierras siendo explotado y maltratado por el que más tiene.


La fotografía corre a cargo de Christian Berger, también director de fotografía de otras películas de Haneke como La pianista (2000) o Caché (2003). La imagen está cuidada, es en blanco y negro, con altos contrastes pero sin perder grises intermedios. Los trajes oscuros, resaltan con los campos de trigo, que son el paisaje dominante en la película. Hay escenas a contraluz muy interesantes. La película se desarrolla tanto en interiores como en exteriores.
La música es casi inexistente, en varias ocasiones los personajes tocan el piano, pero eso y algo de música al principio son toda la banda sonora de la película, por tanto la música tampoco se utiliza como elemento de tensión, lo que la hace más aburrida.


La película tiene problemas de ritmo, pues es lenta, dura un poco más de 2 horas y media. Aunque empieza bien, con la pantalla en negro y voz en off en unos cuantos minutos se hace todo más o menos igual. Al final tienes interés por saber qué ha pasado, pero realmente nunca se dice explícitamente, Haneke busca que el espectador sepa ir más allá de lo que realmente se está contando.
A pesar del ritmo, el tema y la forma de tratarlo me gustó mucho, así como en otras películas de Haneke, (en la pianista por ejemplo), se preocupa por la frialdad, que ya desde muy pequeños se instaura en nosotros a través del autoritarismo y de la represión de la educación. Cómo determinados castigos y restricciones de los sentimientos pueden hacer de nosotros personas trastornadas, frías hacia los demás o para con nosotros, incapaces de mostrar nuestros sentimientos y con dificultad para liberar la rabia de una forma positiva.

Haneke nos muestra estos comportamientos en los niños, a través de los abusos que les propinan a otros niños, evidentemente estos son producidos por la educación rígida y represora de la figura paterna, que lo único que hace es descargar sus propios traumas y trasladar los modelos educativos aprendidos a sus hijos. Pero también nos muestra estos comportamientos a través de los adultos, quienes se hacen maltratadores, de sus amantes o bien de sus propios hijos, son personas frías con sus seres queridos y por tanto incapaces de comprender o abrir su mente para conocer a sus semejantes y poder aliviarles el sufrimiento. De ahí el titulo de la película, los padres no pueden concebir que sus hijos pierdan la inocencia, aunque ellos hace tiempo que la hayan perdido, se empeñan en que una cinta blanca, símbolo de inocencia y pureza les vaya a evitar desear, explorar, conocer, crecer. No quieren que crezcan, no les quieren comprender.
Se nos presenta un pueblo en el que se guardan las apariencias, ficticiamente perfecto, sin ningún problema, en el que todos son buenos vecinos y amigos, de tal modo que los primeros acontecimientos son inexplicables, los cabezas de familia no saben lo que está latente en sus casas, en sus hijos, y lo peor es que el desencadenante de todo ello es la educación que ellos mismos les están proporcionando. Lo que esta educación ha dado lugar son personas incapaces de relacionarse de una forma sana con sus iguales, incapaces de comunicarse y por tanto personas infelices. Por esto me parece un buen tema, porque a través de este tipo de educación se les esta negando a las personas el acto comunicativo, rasgo principal de nuestra naturaleza, se les esta negando una parte de si mismos.

1 comentario:

  1. Es una de las películas que más me ha inquietado. El hecho de que no se utilice la música, ni siquiera en los créditos al inicio o al final es algo que desconcierta. Un blanco y negro precioso, como dices, muy contrastado pero sin perder matices, que en mi opinión ayuda y apoya la historia; unos personajes muy bien elegidos. Lei que Haneke hizo un casting muy selectivo para encontrar actores (sobre todo niños) con unos rasgos faciales muy concretos que evocasen los de la época, y que tuvieran talento para actuar. Considero que ese uno de los puntos más fuertes de la película. Como dijo Elvira Lindo en un artículo de El País, es una película que no puedes ir a ver sólo, porque nada más termina necesitas comentarla con alguien.

    Maite Martínez Senosiain

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