El Cine como forma expresiva y estética

martes, 27 de abril de 2010

SOBRE EMIR KUSTURICA

Por Mercedes de la Yglesia



Gato negro, Gato blanco ha significado la excusa para aproximarme al cine de Emir Kusturica. Se trata de una comedia agridulce ambientada en una zona deprimida a orillas del Danubio.
Es difícil de seguir por lo caótico y satírico que resulta todo. Lo más significativo es la impresión final, resultado de dos horas de situaciones absurdas en un ambiente de pobreza y picaresca, que gracias a la banda sonora consigue hacer que el espectador sonría en lugar de sentir lástima por el "circo" de personajes grotescos que por ella desfilan.
La película esta rodada en rumano y serbio como casi todas sus películas, en ésta se incluye particularmente el búlgaro, aunque el director también se atreve con italiano en El Tiempo de los gitanos, croata en La vida es un milagro, inglés en Arizona baby e incluso castellano en Maradona. Kusturica ha demostrado su interés en extraer la esencia de la vida humana sin importar la lengua, el lugar o el nivel adquisitivo, ya que personajes de todos los estamentos sociales se entremezclan y conforman un panorama caricaturizado de toda una sociedad.
En las películas de Kusturica los ambientes son como sus personajes; suelen ser exagerados, sobrecargados de trastos, colores, polvo y todo tipo de rasgos que caracterizan a esa clase social. Exteriores llenos de barro o polvo, animales... todo está impregnado de un ambiente rural idealizado y próximo al surrealismo y al cine de Parajanov. Al igual que el director ruso, se centra en los mismos temas, la etnografía, el amor y la tragedia (dejando a un lado la religión), describe lugares donde se encuentran y enfrentan religiones, idiomas, y culturas. El folklore, con una particular visión edulcorada que se complementa con una mirada tensa, contenida y densa,  logrando aunar el éxtasis y la tragedia con una naturalidad dolorosa.
Hay ocasiones en las que de repente el espectador cae en la cuenta que la evolución natural de la historia le ha llevado a presenciar un circo caótico en el que absolutamente todos los actores participan de la misma gran coreografía, lo cual señala directamente a Fellini. Kusturica parece enamorado de la orquestación del desenfreno del italiano y se las ingenia para incluir algo del italiano en la ya sugerente mezcla de Parajanov con Tarkovsky, el humor.
Durante el rodaje de El tiempo de los gitanos,  Amarcord fue proyectada de forma reiterativa para tratar de plasmar parte de su magia. Tanto fue así que Kusturica llegó incluso a incluir ciertos guiños en sus películas como añadir animales al ya caos humano, grandes banquetes o la parte en las que los protagonistas tratan de hipnotizar a los pavos, pero fundamentalmente es el despliegue de actores interactuando y creando una atmósfera mágica. Mientras que el cine de Fellini tiene la virtud de ser un circo desbocado en el que todo es posible, el de Kusturica se queda en una fanfarria, en una verbena de pueblo con trompetas, vodka y tiros al aire.
Desde luego no llega a la orquestación de Fellini, sino que consigue un circo al estilo balcánico, una tierra marcada por el dolor de las guerras civiles, religiosas (musulmanes y cristianos) y étnicas entre bosnios, serbios, croatas e incluso la ocupación de la OTAN.
Por lo general, sus historias se suelen desarrollan en contextos en donde existe una sociedad postsoviética, en la que hubo una verdadera revolución moral en cuanto a vida, trabajo y religión, pero que en áreas rurales se produjo de dos modos antagónicos ya que por un lado, la población que estaba cerca de los procesos industriales tuvo acceso a una evolución hacia el capitalismo y el consumo desaforado que choca con aquellas áreas en donde el progreso nunca llegó, un aspecto propicio para los enfrentamientos entre los antiguos modelos de vida, como ganadería y agricultura mezclados con drogas, redes de prostitución, gente humilde y gente que abusa de su poder. Ahí es precisamente donde se encuentra el director a la hora de construir una historia, en medio de un auténtico espectáculo etnográfico a modo de "una ventana indiscreta".
Es precisamente en éste punto donde me parece que tiene especial interés la obra de Emir Kusturica, pues lejos de conformarse con temas facilones de drama social, guerra, postguerra o argumentos faltos de interés que tanto se llevan por norma general en nuestro país, lo utiliza como marco para inventarse unas historias que todo el mundo puede entender y empatizarse gracias al humor y a la sencillez en que son presentadas.
Su visión de las cosas ha conseguido lavar la imagen que el mundo tenía de los Balcanes, consiguiendo hacer del drama una comedia, haciendo de la burla, la forma de superar las desdichas sin llegar a regocijarse en ellas, es decir tiene una visión realista pero también esperanzadora en unos países con una situación difícil, dignificándola,  y llegando a convertirse junto a Goran Bregovic, músico y compositor de algunos temas incluidos en sus bandas sonoras, en "embajador cultural" de toda la cordillera balcánica.
Muestra personas que aspiran pero que, sobretodo, luchan por llegar a conseguir sus sueños, y que a pesar de lo desgarrada que pueda parecer la realidad, les ocurren cosas fantásticas, propias de un realismo mágico, todo ello contado de un modo cautivador y casi primitivo y que se antepone  a una dura realidad y que refleja la vivacidad de la propia existencia.
http://www.encadenados.org/n25/besos_robados.htm

http://www.kustu.com/w2/en:federico_fellini
http://fisgonupc.blogspot.com/2008/04/el-cine-de-emir-kusturica.html

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