El Cine como forma expresiva y estética

jueves, 13 de mayo de 2010

"Jarhead, el infierno espera". Sam Mendes.

Por Mercedes de la Yglesia





Después de haber dirigido películas de la categoría de “American Beauty” o “Camino a la perdición”, Sam Mendes se atreve con ésta adaptación homónima de la novela de Anthony Swofford y que, al contrario de lo que cabe esperar, no habla sobre la guerra, si no de la experiencia de un soldado veinteañero que arriesgó su vida por algo que ni siquiera podía llegar a comprender.
Nacido en el seno de una familia en la que la madre vive en una depresión continua, con un padre desinteresado y una hermana en el manicomio, lo mejor que podía hacer Anthony Swofford es alistarse en el ejercito en plena guerra del golfo, para luchar por la liberación de Kuwait en la operación “tormenta del desierto”, junto a otros tantos soldados que, al igual que él, luchan contra un enemigo invisible.
“No soy nadie sin mi rifle. Mi rifle no es nada sin mí”, repite una y otra vez, hasta que se graba en su cerebro, haciendo que el principal objetivo del protagonista sea disparar su preciado rifle y matar, sin importarle todo lo demás.
El guión, más escaso que otra cosa, no tiene una gran calidad argumental. Esto no es necesariamente malo, es precisamente lo que el director quiere reflejar; la larga espera, la arena del desierto, el calor del sol… Encontramos una vez más, como es habitual en el cine de Mendes, una película llena de simbolismo, con una gran carga crítica hacia el gobierno de los Estados Unidos. La guerra aparece como una larga voz en off en toda la cinta. Mendes se invade de emociones, nos habla del amor y el desamor, de la soledad, de la muerte, del miedo, de los sueños de cada hombre, de un soldado y su rifle, y de un silencio rutinario como lectura del día a día.
Cuenta con elementos que son como una marca de identidad en el cine de Mendes. Hablo de la escena en la que Swofford se sueña a si mismo despertándose y vomitando kilos de arena mientras añora a su novia reflejada en el espejo. En American Beauty, los pétalos de rosa son el contacto con la irrealidad del protagonista. Para uno el deseo, para el otro la desesperación.
El ritmo narrativo es ágil. La calidad fotográfica y la fórmula utilizada por Mendes para mantener atento al público, provocan un efecto, en ocasiones casi demoledor. El film se rompe de vez en cuando con picos de tensión que hacen que dejes de respirar, pero tras estos picos surge la desilusión del espectador, ya que es capaz de dar dramatismo y tensión a situaciones que terminaran resolviéndose prácticamente solas.
La película está plagada de recordatorios a otra mas conocida y ya mítica, La Chaqueta metálica, de Kubrick. Encuentro paralelismo en la manera de comenzar el film, en el caso de Kubrick, aparecen las cabezas de los soldados siendo afeitadas, todos ellos empiezan a parecerse entre sí, dejan de tener una identidad para convertirse en un ejército. Para Mendes ese momento está superado y comienza con la formación de los soldados que ya son iguales, " Ya no sois negros, morenos, amarillos ni rojos, ahora sois verdes, verde claro o verde oscuro".
Alusiones con la música, con los fuegos artificiales (en el caso de Jarhead es uno de los soldados el que por un descuido provoca unos estallidos de pólvora en el cielo) en definitiva un homenaje a aquella película que nos enseño el lado mas pesimista y ridículo de la guerra.
La fotografía de calidad, se deja ver a veces discreta, pero acertada, con momentos espectaculares. Saca partido a todos los elementos del paisaje, y la noche iluminada por los pozos petrolíferos en llamas, hace que te adentres totalmente en la película, haciendo que casi puedas contar en primera persona, y a través de los ojos de Swofford el infierno arenoso en el que vive. La cámara se mueve, sube y baja, lleva una mascara de oxígeno, y es espectadora de excepción de la intimidad más absoluta de los soldados.
Jarhead nos ofrece una visión edulcorada de la guerra, pero drástica en cuanto a dramatismo personal y evolutivo de sus personajes. Una película donde lo más importante no es un conflicto en el mundo, si no, el conflicto intimista del ser humano.

2 comentarios:

  1. ¿Visión edulcorada? Da un paso más que Kubrick. Kubrick nos habló de cómo se adapta el ser humano a la "actividad militar" y de cómo reaparecen las cualidades sociales más nobles en las situaciones más dramáticas: matar como acto piadoso. Mendes ofrece una situación mucho más acerada: A mi me parece una película con muy mala leche: el protagonista se siente frustrado porque no puede matar...

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  2. Cuando hablo de visión edulcorada me refiero a la poca actividad bélica que hay en la película. Intento remarcar el conflicto intimista en el que se ven envueltos los soldados, cuando durante todo el film al igual que en La chaqueta metálica, hablan de la hora de matar. Estoy de acuerdo, en Jarhead ese momento nunca llega y eso provoca la frustración del protagonista. Pero sigue siendo parte del conflicto de un soldado listo para matar. Creo que la guerra en la película es solo el pretexto parta hablar de la naturaleza humana infectada por la situación de aislamiento y desconocimiento real de los soldados integrantes de la operación "Tormenta del desierto."

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