El Cine como forma expresiva y estética

martes, 18 de mayo de 2010

Jesús Méndez Leblic, La più dolce morte. 2010

La più dolce morte from Jesús de Nazaret on Vimeo.

AMARCORD

Por Javier Mateo Hidalgo



Para una película donde lo que prima no es la historia sino los que cuentan la historia, es lícito hasta lo no verdadero como ejercicio de amnesia para el pasado. La sociedad humana es una pura mentira, un imposible aprendizaje para quien desea conocer el verdadero funcionamiento del ser humano en su orden de cosas. Solo cuando entramos en el juego y aprendemos a ser unos mentirosos simpáticos, cuando comulgamos con otros seres desengañados que juegan a desencantar a los otros (esto casi sin saberlo) estaremos en condiciones de convivir. Recordar es casi lo mismo que fabular. Descartar y condensar para crear un gran relato interesante. Por la cercanía mediterránea, descubrimos en un pueblecito de Italia nuestros propios y feos defectos, que por lo demás son maravillosos. Así, quemar a la primavera es saltar en la hoguera de San Juan, por ejemplo. Tener un pensamiento erótico en plena sacristía, presumir de crápula, hacer rabiar una motocicleta o discutir ardientemente sentados todos a la mesa, son elementos que solo puede reunir la plaza pública. Retazos que pueden parecer anárquicos, pero que guardan coherencia total en la memoria viva en los individuos de una comunidad. No importa con quien se casa “la Gradisca”, pero si todo lo que en torno de la celebración se originó. Todos recordamos un gran día de nevada, hay historias que se cuentan (lícitas o no) de un lugar emblemático (y turístico) para la ciudad y un cronista que recopila la historia de este y los otros lugares de la localidad. Puede haber un régimen con sus afines y sus detractores y, por supuesto, aquellos factores que les hermanan: la música y el vicio, pongo por caso. Esa doble cara del que habla como Cristo y vive como dios, en nuestra historia católica. Siempre quedan nobles, incluso en estos días, a los que cabe su espacio para su putrefacción.
Crean en ellos respeto su propio patetismo. Esa caridad romana resucita de una forma pagana, porque continuamos cargando losas como el complejo de culpabilidad. Dentro de todo este universo posible, cabe encarar la situación desde una crítica desesperanzada, o, tal vez, constructiva y mordaz. Para el segundo caso recomiendo la receta Felliniana (odio crear géneros partiendo de un nombre propio, pero también respeto los acuerdos sociales, pues se ahorra mucho trabajo y, en el caso lingüístico, palabras). Pongo por caso el ejemplo del tío ingresado en el psiquiátrico de esta familia que, de algún modo, es la que más sobresale de la historia. La actitud de los dementes resulta a veces tan grotesca, que (volviendo al complejo de culpa) nos exhorta a una carcajada incomprensible para quien antepone esta piedad a estos resortes humanos tan incomprensibles aunque reales (y a quienes tuercen el gesto, les saldrán antes las arrugas). Se puede decir: que un “loco” se suba a la copa de un árbol y se niegue a bajar de él hasta que le den “una mujer”, parece digno de Fellini o de Berlanga. Mas, hay que tener en cuenta también, que sin los casos reales, no habría ni uno ni otro. Cuando hay reconocimiento en este tipo de situaciones, es cuando más puede tenerse en un puño el favor de un público difícil en su consentimiento.
Cabe señalar que, aunque la historia nos sitúe en un periodo concreto (régimen de Musolini), los personajes son absolutamente anacrónicos por cuanto a irreverentes. Su propia caricatura los delata como ejemplos universales. Todos pensamos alguna vez en ellos. Creemos los dibujos del creador italiano imposibles hasta que los vemos reflejados en carne y hueso en su sociedad posible (y de hecho, real) que tan bien reflejan los actores que tan bien escoger sabía.
Quizá esta película sirviese de reconciliación ante las masas de público que, precavidas, llevaban ya mucho tiempo seleccionando bien a qué cartel acudir y en qué invertir su dinero para el ocio. No es casualidad que este film ganase el oscar de Hollywood a la categoría de “Película extranjera”. Fiebre por Fellini, esto es lo que sucedió. Como con el Nobel, lo mismo. La gente descubre a viejos conocidos. Este premio fue un acierto por parte de la academia. Otros intentos por explotar el universo propio por parte de Fellini, fueron en menor éxito. Roma, por ejemplo, no deja de ser un nuevo homenaje crítico a una sociedad bien conocida por el realizador, pero no obstante no consiguió la plenitud tan desbordada como la que se nos presenta en este Nacimiento, vida, ocaso, muerte y resurgimiento de esta Italia tan particular.

Nuevas fórmulas de realismo

Por Javier Ramírez Serrano

Hace unos años el cine se dio cuenta de las posibilidades que ofrecía la ambigüedad formal para lograr credibilidad y sordidez.
Moviéndose entre el documental, el vídeo casero y la ficción más dramatizada nos han llegado toda una serie de películas (cámara al hombro) con la intención de aturdir y generar la duda.
Un realismo formal con intenciones serias el de Redacted de Brian de Palma, o absolutamente ociosas como el de The Blair Witch Project o Cloverfield.

Lo que no era fácil de intuír (o quizá sí y yo soy muy ingenuo) era que el videoclip iba a asumir esta tendencia para ofrecernos, si cabe, productos aún más ambiguos dentro de la estética musical.
La salida del nuevo clip de M.I.A. Born Free me anima a escribir sobre Roman Gavras, su realizador. Éste ha asumido con una capacidad acojonante las posibilidades del videoclip como medio de expresión hiperrealista. Sus piezas juegan a lo mismo que Redacted, con la enorme diferencia que ofrece la música como hilo conductor.
Se crea, al observar sus vídeos, un desfase entre nuestro concepto de videoclip, la música, y sus imágenes de ambigüedad formal (de nuevo entre el documental, el cine y el vídeo casero).
No dejan en ningún momento de ser dramatizaciones. Más si cabe añadiendo su estética musical. Pero la forma de éstas es mucho más sórdida y "cercana".
Siendo un lenguaje relativamente reciente, sólo hace falta ver cuánto tardaremos en asumirlo como uno más, perdiendo entonces su capacidad de impacto sobre el espectador.





Por último, es divertido pensar que las producciones profesionales se acercan cada vez más al vídeo casero (salvando siempre las diferencias por supuesto) mientras que el vídeo casero cada vez es más pro. Pero esto da para otro artículo entero.

EL FIN DE LA INOCENCIA

Por Julia Moreno Fernández



Esta película, titulada originalmente "Twelve and holding" nos acerca a la preadolescencia, muy particular, de un grupo de amigos de 12 años estadounidenses.

El director Michael Cuesta, director de la película (muy difícil de encontrar) "L.I.E" y de varios capítulos de la muy recomendable serie "A dos metros bajo tierra" (six feet under) nos hace entrar hasta el fondo en esta película.
Viendo los primeros minutos es fácil asegurar que será una buena película. Comienza de forma inquietante, con el audio precediendo a la imagen al igual que la acción precede a la presentación de personajes; y en pocos minutos se nos presenta a los personajes y la temática de la que nos va a hablar a través de cada uno de ellos únicamente a través de imágenes y combinación de distintos planos.
Como director de fotografía figura Romeo Tirone, que, por si a alguien le dá alguna pista es el encargado de las cámaras e iluminación en la serie "Dexter".
Abundan en la película los planos subjetivos, primerísimos planos y el rodaje con cámara a pulso.
Es una película que consigue tocar muchos temas interesantes sin necesidad de recurrir al esquema de historias cruzadas que tanto ha proliferado desde hace unos años y no perde un ritmo inquietante ni cierta la narrativa en ningún momento. Nos habla sobre el proceso de crecimiento, la pubertad, la relación con la muerte y nos enfrenta a la madurez, la seguridad e inseguridades de niños que están dejando de serlo con respecto a los adultos.
Rompiendo la regla no escrita de no rodar con niños ni animales, consigue unos jovencísimos protagonistas muy interesantes, que apoyados por un buen guión actúan, a mi modo de ver, excepcionalmente bien, particularmente la chica que interpreta el personaje de Malee.
En definitiva una película muy interesante, con una imagen cuidada al milímetro. Si hay que poner alguna pega a mí me chirrían ciertas canciones de la banda sonora.

EL SECRETO DE SUS OJOS

Por Mar del Valle Seoane



Hacía mucho tiempo que una película no me parecía tan perfectamente conjugada, tan hermosa y tan magistralmente tejida como “El Secreto de sus Ojos”, de Juan José Campanella. Tras verla la primera vez, continué irremediablemente inmersa en el letargo alucinado en el cual me había sumido mientras duraba la película; con la diferencia de que ahora mi mente sólo ansiaba melodías de piano teñidas de rojo y, ante todo, que nadie me dirigiese la palabra durante al menos un par de horas. Pensé que frente a algo así no tenía más opción que intentar crear un artículo, aunque a la hora de la verdad no pudiese llegarle a la suela de los zapatos a dicha obra maestra.
“El Secreto de sus Ojos” es una historia cuyo hilo conductor es la investigación del brutal asesinato de una joven, pero es en realidad la historia de los recuerdos, miserias, deseos, esperanzas y terrores de diversos seres humanos. Y digo seres humanos porque en este universo recreado los personajes no son seres infalibles, no están encajados en la clásica y férrea dicotomía norteamericana del bien y del mal: son tiernos, son egoístas, son entrañables, son orgullosos, son deleznables, son intensos, son reincidentes, son nobles, son adictos. Son imperfectos. Humanos reales. En “El Secreto de sus Ojos” podemos encontrar grandes héroes, es cierto, pero su fortaleza es aquella que radica en el conocimiento de que también son, a su vez, grandes cobardes.
La película posee en mi opinión una banda sonora bellísima, delicada, concisa y exacta, que sólo aflora en unos pocos y determinados momentos, los momentos justos. En algunos de esos momentos, todo diálogo palidece y se diluye en las secuencias traumáticas. Por ejemplo, cuando Espósito ve el cuerpo de Bibiana, deja de escuchar a la policía y se sumerge en el vacío: “la muerta” deja de ser una muerta para convertirse en una pobre muchacha asesinada.
La fotografía es a su vez igualmente hermosa y cuidada, planificada al milímetro, los colores intensos, salpicados de rojos y verdes. A lo largo de la película se utilizan todo tipo de planos, aunque destacan especialmente la abundancia de primeros o incluso primerísimos planos: esto se debe a la fuerte carga subjetiva y emocional de la historia, en la cual lo más importante no son los sucesos en sí sino cómo son percibidos éstos por los diversos personajes. A esta misma razón se debe el frecuente uso de focales largas, que realzan la espléndida interpretación de los actores y explotan al máximo sus posibilidades dramáticas. Los diálogos suelen estar filmados en plano-contraplano, los cuales inciden en la subjetividad de la narración y en nuestra automática identificación con los personajes, y que se vuelven más extremos e inquietantes en los momentos de mayor tensión emocional: por ejemplo, en la conversación con el funcionario corrupto, o en aquélla otra en la cual Morales le recomienda a Espósito que olvide el pasado, que lo deje ir (“Va a tener mil pasados y ningún futuro”, le dice Morales, ambos rostros casi cubiertos por el rostro del otro; Morales siendo sólo ojos, Espósito apenas media faz). También me parece especialmente acertado el uso de los reflejos como refuerzo simbólico o argumental de ciertas situaciones: Irene corriendo por el andén enmarcada en el ojo redondo del tren; el rostro atónito de Espósito reflejado en la televisión mientras Gómez, libre, sonríe simultáneamente en la pantalla; la tensa y agobiante secuencia en el ascensor (el aplastante silencio, rasgado por los crujidos de la maquinaria en el silencio, que se asemejan a pequeños gritos angustiados).
En cuanto al guión, es desde mi punto de vista excelente: no hay paja, no hay relleno, cada frase pronunciada tiene una curiosa cualidad poética y está pleno de sentido. Es como una melodía tenue, que te va llevando a lo largo de la historia dulcemente, casi con calidez, como si fuéramos víctimas de un peculiar hipnotismo. Su estructura va enlazando visual y auditivamente todos los hilos que va sembrando la historia, para unirlos al final en un tejido perfecto y tragicómico (la puerta que simbólicamente no acaba de cerrarse nunca, hasta el desenlace; las palabras nocturnas y la máquina de escribir defectuosa; la flor del despacho de Irene, siempre en el corazón de los protagonistas cuando parece que al fin van a hablar de ellos mismos…). Acompañando al guión, la interpretación resulta sencillamente soberbia en todos los actores: ese español con acento musical (y que conste que nunca me había seducido especialmente la entonación argentina, hasta ahora), al que no estoy acostumbrada, se me hace mucho más natural y familiar que el de la mayoría de películas rodadas en castellano. Y tal cosa sólo es posible mediante una interpretación extraordinaria.
¿Grandes momentos? Muchísimos. Algunos ejemplos: La secuencia en la cual el viudo llama a la madre de Gómez para saber dónde se encuentra éste, partiendo de un Morales parcialmente atisbado que va reconstruyéndose ante nuestros ojos mientras él va descubriendo la verdad sobre Gómez y se va sumiendo en la desesperación y el dolor; el plano-secuencia del monólogo del juez cuando descubre que Espósito y Sandoval lo han desobedecido (“Esss… Espó… Esposi…”), estirando la tensión durante unos minutos eternos y tremendos, haciendo nuestra la vergüenza y el ahogo de Espósito ante un instante que no acaba de acabar, no termina de desembocar en la tormenta; en increíble monólogo de Sandoval sobre las pasiones; el genial interrogatorio de Gómez (fruto de una espléndida Irene ofendida y orgullosa), el cual nos demuestra la auténtica bajeza humana, en la que la soberbia es más poderosa que cualquier otra emoción, especialmente mucho más que el remordimiento; Sandoval borracho en la casa de Espósito (esa actuación no exagerada, sino comedida y pulcra, realista, triste, entrañable, patética) y su terrible desenlace; el beso que no es beso, sino caricia, ausencia terrible, presencia ausente; el presente de Morales descubierto por Espósito, la única pasión que le queda para acallar el dolor de Bibiana, su propio dolor largo, prolongado, sordo, sediento e insaciable, “ahí detenido para siempre”… la atroz secuencia que nos hace (cosa al principio impensable) sentir lástima de Gómez, sentir nosotros mismos al fin el dolor, el desgarro, lo terrible de la pérdida (el dolor de Morales, más palpable y real que nunca a través del destino de Gómez).… Y tantos otros.

¿Resultado? Clarísimo: Ver, escuchar, dejarse anegar y arrastrar por esta película es un placer absolutamente delicioso. Y volvería a verla, inundada por un ansia extraña, un anhelo insaciable, apasionado, una y otra vez, hasta el infinito.

jueves, 13 de mayo de 2010

"Jarhead, el infierno espera". Sam Mendes.

Por Mercedes de la Yglesia





Después de haber dirigido películas de la categoría de “American Beauty” o “Camino a la perdición”, Sam Mendes se atreve con ésta adaptación homónima de la novela de Anthony Swofford y que, al contrario de lo que cabe esperar, no habla sobre la guerra, si no de la experiencia de un soldado veinteañero que arriesgó su vida por algo que ni siquiera podía llegar a comprender.
Nacido en el seno de una familia en la que la madre vive en una depresión continua, con un padre desinteresado y una hermana en el manicomio, lo mejor que podía hacer Anthony Swofford es alistarse en el ejercito en plena guerra del golfo, para luchar por la liberación de Kuwait en la operación “tormenta del desierto”, junto a otros tantos soldados que, al igual que él, luchan contra un enemigo invisible.
“No soy nadie sin mi rifle. Mi rifle no es nada sin mí”, repite una y otra vez, hasta que se graba en su cerebro, haciendo que el principal objetivo del protagonista sea disparar su preciado rifle y matar, sin importarle todo lo demás.
El guión, más escaso que otra cosa, no tiene una gran calidad argumental. Esto no es necesariamente malo, es precisamente lo que el director quiere reflejar; la larga espera, la arena del desierto, el calor del sol… Encontramos una vez más, como es habitual en el cine de Mendes, una película llena de simbolismo, con una gran carga crítica hacia el gobierno de los Estados Unidos. La guerra aparece como una larga voz en off en toda la cinta. Mendes se invade de emociones, nos habla del amor y el desamor, de la soledad, de la muerte, del miedo, de los sueños de cada hombre, de un soldado y su rifle, y de un silencio rutinario como lectura del día a día.
Cuenta con elementos que son como una marca de identidad en el cine de Mendes. Hablo de la escena en la que Swofford se sueña a si mismo despertándose y vomitando kilos de arena mientras añora a su novia reflejada en el espejo. En American Beauty, los pétalos de rosa son el contacto con la irrealidad del protagonista. Para uno el deseo, para el otro la desesperación.
El ritmo narrativo es ágil. La calidad fotográfica y la fórmula utilizada por Mendes para mantener atento al público, provocan un efecto, en ocasiones casi demoledor. El film se rompe de vez en cuando con picos de tensión que hacen que dejes de respirar, pero tras estos picos surge la desilusión del espectador, ya que es capaz de dar dramatismo y tensión a situaciones que terminaran resolviéndose prácticamente solas.
La película está plagada de recordatorios a otra mas conocida y ya mítica, La Chaqueta metálica, de Kubrick. Encuentro paralelismo en la manera de comenzar el film, en el caso de Kubrick, aparecen las cabezas de los soldados siendo afeitadas, todos ellos empiezan a parecerse entre sí, dejan de tener una identidad para convertirse en un ejército. Para Mendes ese momento está superado y comienza con la formación de los soldados que ya son iguales, " Ya no sois negros, morenos, amarillos ni rojos, ahora sois verdes, verde claro o verde oscuro".
Alusiones con la música, con los fuegos artificiales (en el caso de Jarhead es uno de los soldados el que por un descuido provoca unos estallidos de pólvora en el cielo) en definitiva un homenaje a aquella película que nos enseño el lado mas pesimista y ridículo de la guerra.
La fotografía de calidad, se deja ver a veces discreta, pero acertada, con momentos espectaculares. Saca partido a todos los elementos del paisaje, y la noche iluminada por los pozos petrolíferos en llamas, hace que te adentres totalmente en la película, haciendo que casi puedas contar en primera persona, y a través de los ojos de Swofford el infierno arenoso en el que vive. La cámara se mueve, sube y baja, lleva una mascara de oxígeno, y es espectadora de excepción de la intimidad más absoluta de los soldados.
Jarhead nos ofrece una visión edulcorada de la guerra, pero drástica en cuanto a dramatismo personal y evolutivo de sus personajes. Una película donde lo más importante no es un conflicto en el mundo, si no, el conflicto intimista del ser humano.

Animación: diferencia entre Oriente y Occidente

Por Ana Gutiérrez Rubio



A lo largo de este curso hemos ido viendo las diferentes formas de expresión plástica entre europeos y asiáticos, cómo la cultura de cada comunidad influye en la enfatización de determinados elementos llevados al cine: el uso del tiempo, el entorno natural, la forma de hablar, la manera de describir a los personajes, etc.
Sin embargo, me gustaría destacar las diferencias llevadas al mundo de la animación. La animación es otra forma de cine (y no sólo de cine) ,y de hecho, en países como Japón la animación está hecha para todos los públicos y para todos los fines: tanto series de entretenimiento, como dinámicas, hasta la publicidad. Creo que ésta es la principal diferencia: la importancia que se le da en unos sitios y cómo se subestima en otros.
Se ha sabido aprovechar toda la riqueza plástica que aporta la animación. Si un solo dibujo puede ser admirado por mayores y pequeños, ¿por qué no puede serlo de misma manera una serie sucesiva de aquéllos? ¿En qué momento se comienza a desterrar (en España) la animación al mundo infantil? No digo que no esté bien para los niños, sólo digo que no es exclusivamente para ellos.
La animación, de hecho, surge para un público adulto. Los de la Warner se divertían dibujando un gato que se estampaba contra el suelo, y el público adulto lo apreciaba; les resultaba divertido que lo absurdo cobrara vida. Y esto, por la vía norteamericana. En Japón los dibujos animados descienden directamente de grabados tan famosos como los de Hokusai. El uso del color, la trama, el dinamismo… era algo a lo que los artistas japoneses aspiraban a poder plasmar; con la animación se consigue. De hecho, es fácil encontrar escenas animadas muy descriptivas: se ve la fusión del ser humano con el entorno. Los fenómenos meteorológicos son fielmente representados, y dan ritmo a la animación. Se percibe la influencia taoísta y del zen.
Ambas culturas (japonesa y norteamericana) tienen una relación muy diferente con el flujo del tiempo y cómo esa relación es muy distinta con el manejo del tiempo abre la puerta para todo un universo de interpretaciones diferentes. La animación japonesa tiene una mucho mayor facilidad para dilatar el tiempo, para extender una escena y convertirla en un monólogo interior en el que se profundiza sobre los motivos y los objetivos de los personajes. Largos planos que se desplazan lentamente, imágenes panorámicas que duran mucho, periodos prolongados en los cuales los personajes permanecen en las mismas posturas o realizando las mismas acciones. El viento, el movimiento de las hojas. Y, también, en gran medida, el uso del silencio como un recurso que permite también dilatar esta experiencia subjetiva del tiempo.
Ejemplos de ello los podemos encontrar en infinidad de animaciones japonesas, pero por poner uno, destacar “Cinco centímetros por segundo”. Ciertamente no es una historia muy allá, pero es una película completamente descriptiva. Se le da importancia al paso del tiempo, se plasma con detalle todo el entorno y muchos son los planos destinados a ello;ocupan un tiempo considerable en la totalidad de la película. Se reflejan detalles que pueden parecernos a nosotros, que hemos mamado una cultura que busca lo trascendental e ignora aquello que tenga importancia efímera, insignificantes. Hay zooms sobre una bicicleta, sobre un pétalo de cerezo, un trozo de papel.
En cambio, la tradición de animación occidental, especialmente la estadounidense (y, como bien puntualizó Melvin Ledgard, en especial la tradición televisiva a partir de los años sesenta), se concentró más bien en rellenar lo más posible el segmento de tiempo disponible con cosas que pasaban en la pantalla, sin dejar ningún tipo de espacio abierto, de tiempo dilatado en el cual el usuario pudiera introducirse para extraer sus propias interpretaciones de lo que estaba observando. Esto va de la mano con otra característica que me pareció resaltante, que es la claridad moral de la tradición occidental: pensando, por ejemplo, en los sumamente mercantilizados dibujos animados para niños de los ochenta, como G.I. Joe, He-Man, Transformers, o Thundercats, entre muchos otros, es en términos morales sumamente claro quiénes son los buenos y quiénes son los malos. Está determinado de antemano a favor de quién deben estar los niños, y por extensión el juguete de qué personaje debe ser ligeramente más caro. Pero esto hace que todos estos dibujos animados terminen siendo, realmente, poco interesantes en términos morales, porque no hay ningún tipo de ambigüedad que negociar, no hay áreas grises como las que sí, por ejemplo, se empezaron a negociar cada vez más en el ámbito del cómic.
Dos cosas ocurren aquí que me resultan interesantes. La primera es el espacio de interpretación de la animación como una forma de arte, de expresividad. Yo creo, al igual que con el cómic, que negarle esta posibilidad es simplemente una obstinación basada en la costumbre de que algunas cosas son arte, y alguna no. Y creo, además, que se pierde mucho espacio de interpretación y valoración del contenido y el estilo de muchas de estas obras cuando les negamos, de entrada, la posibilidad de ser también formas de expresión artística en sus propios términos y cánones. El juego con el tiempo que hace la animación oriental permite al espectador que pueda introducirse y apropiarse de la obra y del texto.La animación oriental ha tenido una mayor afinidad hacia la transgresión de la comodidad del espectador que la animación occidental, que probablemente se encontró, en su mayoría, condicionada por cuestiones comerciales antes que creativas. La polémica, sin embargo, parece haberse dado sólo, o principalmente, con la animación occidental, pues en Japón la comprensión de la animación como una experiencia expresiva más compleja parece haber acompañado el desarrollo del formato de la animación de allí.
Lo segundo es que, alrededor de la misma época, se empieza a dar una influencia cada vez más grande de la animación oriental sobre la occidental, y una mayor cantidad de puntos de encuentro. Un público cada vez más amplio empieza a consumir animación oriental conforme Internet empieza a hacer posible acceder a recursos, información y contenidos de esa tradición, de una manera que antes no era posible. Al mismo tiempo, creadores y productores empiezan a encontrar en los elementos de la tradición oriental todo aquello que no encontraban en los dibujos animados que tenían a la mano, y a partir de allí se empiezan a realizar todo tipo de intercambios e influencias entre ambas tradiciones, generando una nueva camada de dibujos animados que resalta no sólo por su diferencia estilística frente a la generación anterior, sino también por su nueva diversidad temática y por su interesante complejidad o ambigüedad moral. No necesariamente porque los personajes se vuelvan amorales o moralmente problemáticos, sino porque la simple distinción entre bien y mal de manera llana se empieza a desvanecer. Bob Esponja está más allá del bien y del mal.
Por otro lado, durante años el sello Disney (animación occidental por antonomasia) impuso en Occidente un modelo de dibujo animado destinado al público infantil que presenta un mundo idealizado, evita cualquier exhibición realista de la conducta humana y abunda en finales felices.
Por el contrario, la animación japonesa ha evolucionado en un contexto de mayor libertad en lo que se refiere a la selección de temáticas y audiencias. Su aproximación al relato es más madura y no hay género literario o cinematográfico que no tenga su representación animada: fantasía, terror, suspenso, melodrama, comedia, romance, drama histórico, pornografía. Las aventuras de ciencia-ficción son muy abundantes debido a sus inmensas posibilidades creativas.
La animación en Occidente está destinada casi por completo al público infantil, es un medio ideal para el relato fantástico maduro y que cuando su ejecución es eficiente y fluida no hay nada que no pueda representar.

SUBVENCIONES AL CINE PATRIO

Por Julia Moreno Fernández



Supongo que no soy la única que se ha extrañado al ver repentinamente las televisiones plagadas de historias sobre la Duquesa de Alba, el Rey, Alfonso Suárez, toreros y demás ilustres personajes. Y es que con la nueva Ley del Cine las cadenas de televisión pueden ahora invertir el dinero que se veían obligadas a invertir en cine en producciones propias para televisión: TV Movies; y a tenor de la avalancha de estas producciones parece resultarles mucho más rentable.
Telecinco ha llevado el tema más allá y exprime esta oportunidad hasta la última gota haciendo packs del tipo TV Movie plagada de anuncios sobre personaje mediático + "reportaje de investigación" sobre la vida de ese personaje + debate de tertulianos y pseudoperiodistas sobre tal personaje + declaraciones del personaje sobre la TV Movie en cuestión en los programas de cotilleo de la cadena. Redondo les ha quedado. Y lo próximo va a ser una producción de este tipo sobre el accidente del avión de Spanair que le costó la vida a más de 100 personas en 2007 en Barajas. Las noticias, en ficción, al cabo de tres años. A ver qué hacen con ello.
Dejando de lado la cuestionable calidad y lo oportuno u oportunista de estas producciones, está candente el tema de que las cadenas privadas, obligadas a invertir el 5% de sus inversiones (no de sus ingresos) en cine español parece que van a conseguir librarse, pues el Tribunal Supremo ha admitido a trámite su queja por esta "injusticia" y parece darle la razón, aunque los jueces no consiguen llegar a la unanimidad respecto a la decisión de ese tema.
Las televisiones llevan invirtiendo a regañadientes ese 5% desde hace diez años por una ley que impuso el PP y las cadenas reivindican que es injusto y anticonstitucional que un sector privado tenga que verse obligado a ayudar a otro por ley. Así visto suena bastante lógico y parece que tienen todas las de ganar.
Pero si ganan quizás dejen de hacer biopics ensalzando la monarquía o historias surrealistas amparadas en "inspirado en hechos reales" sobre 15 niñas pijas que se quedan embarazadas a la vez porque han hecho un misterioso pacto (hablo de la TV movie "el Pacto", una de las peores que han hecho últimamente).
Está claro que las fórmulas de subvención actuales no acaban de funcionar:
Mucha gente con talento que tiene proyectos o productos cinematográficos de calidad se ve obligada a ir a otros países para sacarlos a flote.
Adjunto el enlace de la publicación de la ley:

www.boe.es/boe/dias/2010/03/15/pdfs/BOE-A-2010-4366.pdf

Más consideraciones sobre el color en Hero

Por Ana Gutiérrez Rubio



El color es la base argumentativa visual de la historia de Hero. Por ello, conocer su significado en China es esencial para poder deleitarnos con todo el potencial de la película. Podemos saber, obviamente, de qué trata la película por sus diálogos, pero es el color el que realmente habla a nuestros ojos. Se utilizaron exactamente los mismos parámetros para diseñar la apariencia de HERO que los que se utilizaron para la historia y las secuencias de acción. Tres versiones de la historia, cada una contada desde una perspectiva diferente y cada una con un color temático. “La estética de esta película está inseparablemente vinculada a la trama”, dice el director Zhang Yimou. “La idea de usar colores para contar la historia viene de bastante pronto en el proceso conceptual de la película. La apariencia de los escenarios, el vestuario y todo eso se desarrolla junto con el propio guión. Tuve una imagen en mi cabeza durante mucho tiempo y luego trabajé en los detalles y en cómo conseguirlos hablando con la otra gente que trabajaba en la película”.
A todo el que ve HERO el uso del color le impacta. Yo me incluyo. Sin embargo, quería enfocar desde otros puntos de vista esta película. En primer lugar, hablar de la delicadeza del trato de la apariencia y del sutil trabajo de la realización de ésta.
En la búsqueda de la perfección, Zhang viajó miles de kilómetros para encontrar en fondo ideal para cada escena. La plantilla de 300 personas se trasladó desde Dunhuang al noroeste de la provincia de Gansu hasta Jiuzhaikou al norte de Sicuani, antes de erigir escenarios espectaculares en Hengdian TV & Movie City durante tres horas a las afueras de la ciudad histórica de Hangzhou. La compañía incluso se desplazó a un antiguo bosque de robles en la Mongolia interior para rodar una escena de lucha entre Maggie Cheung y Zhang Ziyi mientras caen las hojas. “Tenía allí un chico específicamente para vigilar las hojas”, dice Zhang Yimou. “Grabó varios vídeos de su progreso mientras cambiaban de verde a amarillo”. Tan pronto como las hojas se volvieron doradas, el equipo se trasladó al norte. “Utilizamos tres o cuatro cámaras simultáneamente en diferentes ángulos”, explica Zhang “Y las hojas debían ser perfectamente amarillas. También añadimos un sistema de clasificación de hojas. Las hojas de clase especial podían tirarse a la cara de los actores, las de primera clase en frente de ellos, las de segunda clase detrás de ellos y las de tercera clase se esparcían por el suelo”. Una red recolectaba hojas mientras caían así que la plantilla podía cogerlas, limpiarlas y clasificarlas y después volver a colocarlas otra vez.
La diseñadora de vestuario ganadora de un premio de la Academia, Emi Wada que cita al director Zhang Yimou como uno de sus héroes, también muestra la misma obsesión por su trabajo. Para el vestuario de HERO, Wada utilizó no menos de treinta colores, tintando a mano cada prenda. Sin embargo, después de aprobarse los colores, Wada se topó con un problema inesperado. Ella dice: “No podíamos conseguir algunos colores con el tinte y el agua de Beijing”, afirma “por lo que trajimos el tinte de Inglaterra y Japón y usamos agua mineral para tintar algunas prendas... terminamos con cientos de metros de tela”. El control de Wada del diseño era tan meticuloso que la ropa roja se creó utilizando cincuenta y cinco tonos de color. Se utilizaron texturas para caracterizar a cada personaje de la historia. Wada buscó inspiración en las antiguas ropas de China, Korea y Japón. La silueta de la prenda es de estilo antiguo. “Pero esta es una historia de acción, explica Wada “También tenía que ser ligera como la ropa de ballet”.
Por otro lado, el desarrollo de la producción. El camino de HERO hacia la pantalla empieza con el director de la película, Zhang Yimou. Famoso en el mundo por sus brillantes historias e incisivos retratos de China, Zhang siempre había querido hacer una película de artes marciales. Devoraba novelas wuxia (literatura de artes marciales) cuando era niño, pero desechó la idea de adaptar literatura y en su lugar pasó tres años desarrollando la historia de HERO, que él describe como “No sólo es una película de artes marciales, sino que es una leyenda sobre lo que pasó en la antigua China”. Zhang continúa explicando su razonamiento: “Si echas un vistazo a la historia de la literatura de artes marciales”, dice, “la trama siempre trata de venganza... Durante años éste ha sido el único tema de las películas chinas de artes marciales desde Bruce Lee a Jackie Chan. Quería llevar el género en una nueva dirección. En mi historia, el objetivo es acabar con la violencia. Los personajes están motivados por su deseo de que la guerra terminase. Para los auténticos héroes de la artes marciales el corazón es mucho más importante que la espada”. Yimou consigue artistas marciales en toda su integridad, gente culta, gente que sabe que el verdadero poder se halla en la mente y es fundamental el conocimiento. De hecho, la caligrafía se vinculaba estrechamente con el arte de la espada (como bien se comenta en la película). El artista marcial no como un matón que reparte golpes gratuitos y que carece de personalidad. Para los actores, HERO representaba una oportunidad única: una película de artes marciales que daba la misma importancia a la trama que a la acción. “HERO es mi película soñada”, afirma Jet Li. “Cuando leí el guión, lloré dos veces. En mis 22 años de carrera haciendo películas, es el primer guión que me hace llorar. Es una historia increíble y plantea una importante cuestión sobre a que tipo de persona podemos llamar héroe”. Zhang Ziyi también estaba excitado por su parte en HERO: “La mayoría de los proyectos que me ofrecían contenían muchas escenas de lucha”, dice, “pero yo esperaba experimentar la experiencia de interpretar con mi corazón, no con mis puños. Hay algunas escenas de acción en HERO también, pero mi papel es rico, con muchas facetas y con una personalidad distinguida”.
Zhang Yimou es un narrador de historias con gran renombre mundial, pero HERO es su debut en las artes marciales. Me parece algo increíble después de ver la película. Él describe las dificultades al dirigir la acción: “Un movimiento de espada puede ser descrito en las novelas wuxia – la fuerza y la velocidad – y es muy excitante, tienes mucho espacio para la imaginación. Pero en una película tienes menos de un segundo para describir el movimiento de la espada – es todo un desafío”. Admite que estaba en territorio desconocido, pero Zhang se crece ante el desafío y la oportunidad de trabajar con el director de acción Tony Ching Siu Tung, del que viene siendo amigo desde hace más de diez años. “Y luego está el reparto”, añade” Jet Li, Tony Leung, Maggie Cheung Zhang Ziyi y Donnie Yen – cinco de los actores con más talento de China. Es placer trabajar con ellos. La presión desaparece trabajando con gente tan capaz”. Donnie Yen aplaude la orden de imprimir un nuevo estilo que había dado Zhang: “Para un chico que nunca había dirigido películas de acción, tiene un matiz para ciertas pausas, ciertos cortes. Nunca se para a mirar la imagen más grande y a perfeccionarla hasta verla bien”.

El cine en el MOMA y en el Reina Sofía

Por Zoè Delautre


Actualmente puede verse en el Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía un nuevo ciclo de proyecciones audiovisuales. En la página web del museo, puede leerse:
"El principal objetivo de los programas audiovisuales del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía es ofrecer una programación, que refleje la pluralidad temática y la diversidad de enfoques en los campos de la creación cinematográfica y video gráfica de vanguardia tanto nacional como internacional.
Buscando atraer un público amplio y variado, dando a conocer obras de vídeo y cine experimental o de autor, así como performances y conciertos, el Museo apuesta por el cruce entre las producciones de jóvenes creadores y las de artistas de reconocida importancia en el panorama audiovisual actual, dentro de una programación gratuita al margen de los circuitos comerciales.
En concreto, los ciclos y programas presentados al público siguen dos líneas generales de exhibición centradas en:
• Muestra de las principales corrientes audiovisuales contemporáneas.
• Retrospectivas sobre autores y movimientos claves para la comprensión y difusión de la historia del cine experimental y la video creación".

Llama la atención que las proyecciones propuestas, son dos. Uno espera encontrar una oferta más rica en un espacio dedicado a las artes contemporáneas como El Reina Sofía.
La primera proyección tiene por título “Enlace-48: Cal Ego. Se trata de un encadenamiento de obras audiovisuales de diferentes artistas internacionales, a través de cuya proyección consecutiva se intenta crear una suerte de coreografía, creando analogías entre los videos y desarrollando una reflexión y un discurso artístico a través de las contraposiciones y relaciones entre ellos. Resulta curioso que todas las obras presentadas en este proyecto que propone La Colección de Arte Contemporáneo ‘Cal Ego’ de Barcelona, sean todas anteriores al 2007. Uno se pregunta: ¿Son estas las principales proyecciones contemporáneas? ¿Se trata de una retrospectiva que muestra realmente autores de obra audiovisual claves? ¿Cuál ha sido el criterio de selección a la hora de escoger esta obra y no otras?
También es posible ver durante estos días en El Reina, lo que parece un intento de salvar de naufragio a la desconocida cinematografía experimental española. El resultado consiste en una selección de 43 obras, desde la década de los 50 al momento actual, “Del Éxtasis al Arrebato” El propio museo lo define como un tipo de cine “muy desconocido dentro y fuera de España, de poca visibilidad, pero muy importante”.
Uno no duda de que se trate de obras clave del panorama español. Y precisamente por ello, por ser representativas del modo de entender y hacer el cine en España, la comparación con obras extranjeras es inevitable y necesaria.

Descubrí, que actualmente El Moma, presenta una programación similar, aunque mucho más extensa.
El Moma propone actualmente el visionado de la retrospectiva “An Auterist History of Film”, un repaso del cine desde los años veinte, analizando a los diferentes directores como figura principal para la creación artística, con intención de realizar un análisis de la historia del cine a través de ellos. Entre estos directores se encuentran Sternberg, Dovzhenko, Hitchcock y Chaplin.
Moma también reserva un espacio de relevancia al cine asiático. Por ello presenta “ContemporAsian”, una muestra de cine independiente asiático, un género que describe como “emergente, innovador y sin fronteras”, y que pese a no tener gran visibilidad más allá de las fronteras de sus orígenes, están siendo aclamados y galardonados efusivamente. En el programa actual de “ContemporAsian” se proponen varias proyecciones: “Talentime”, “Adela” y “Gubra” de Yasmin Ahmad, “My Dear Enemy” de Lee Yoon- ki y “Flower in the pocket” de Liew Seng Tat. Obras que exploran la situación social en Malasia y China entre otros, en clave de comédia o drama. Todos ellos artistas y cineastas de la escena contemporánea asiática, que suponen una propuesta interesante y diferente en cuanto a creación audiovisual. Uno se pregunta si son únicamente razones de proximidad las que hacen que estas obras puedan verse en Nueva York y no en Madrid.
Frederick Wiseman y su obra ocupan asimismo un lugar en este espacio de arte. Wiseman, videoartista y cineasta, estudia el comportamiento humano, a través del estudio de la vida en América, y más recientemente en Paris, como puede verse en una de sus últimas obras “La Danse” (2009), con la ópera ballet de Paris. Pueden verse también otras obras del artista como “Basic training” y “High School”. Wiseman inició su obra en 1967, por lo que resulta difícil no hacerse de nuevo la pregunta: ¿Por qué estas obras no cruzan las fronteras españolas?
Otras de las proyecciones que Moma ofrece en las próximas semanas es “El Doctor”. Rodada en Estados Unidos, es definida por la autora como un guiño a las películas de Buñuel. Es casi irónico que el panorama audiovisual español parezca anclado en el pasado, tratando de rescatar viejas glorias, desoyendo el surgimiento de nuevos creadores de interés. Las comparaciones son odiosas, pero una mirada autocrítica parece necesaria para salvar el paupérrimo panorama español.

DOGVILLE. Lars von Trier 2003

Por Alejandro Parrilla


Partamos de la base de que no sabemos nada de la película ni de Lars von Trier, nos sentamos en el sofá y le damos al play… ¿Qué cara se nos queda al ver que no existen apenas decorados y que el transcurso de la película se da en un estudio? ¿Genialidad o gran cagada?
A medio camino entre una y otra diría yo. Es cierto que es una puesta en escena arriesgada y original, pero estos calificativos no tienen por qué serlo a su vez de acierto o de buena película. Es verdad que el trabajo realizado por von Trier aparta en esta ocasión elementos propios del cine que nos pueden alejar de la historia, los gestos, los sentimientos, el análisis de cada persona y del pueblo en su conjunto y bueno, visto así, se puede decir que aparta las nubes para que veamos el sol, pero lo que no queda claro es que realmente haya un sol tras ellas.
En mi opinión se aparta tanto de la acción y de los decorados, en definitiva de los elementos que pueden lastrar la comprensión y el análisis de la situación, que aleja a su película de cierto atractivo, es decir lo que parece un elemento fuerte por otro lado debilita la obra. También el formato narrativo lo refuerza con la estructura en capítulos y la voz del narrador.
Es una película que no te deja indiferente y por lo que se puede acerca de ella, “ganan” los que las tienen como objeto de culto pero hay un colectivo importante que la tiraría a la basura. Yo no digo a la basura, pero si en la estantería cogiendo algo de polvo.
En cuanto a aspectos más técnicos, el manejo de la cámara es atractivo, en ocasiones con movimiento nervioso de la cámara acercándose a los personajes que dan la sensación de un testigo algo inquieto y nervioso. La iluminación juega un papel importante también ya que debe transmitir muy bien el momento del día e influye en las sensaciones que transmiten los personajes. Es una película con una luminosidad especial, por rodarse en un estudio o lo que por momentos puede parecer un garaje gigante.
En los aspectos interpretativos hay de todo; encontramos una buena interpretación de Nicole Kidman (antes de que pareciera que había salido de “inteligencia artificial” cuando todavía era guapa y parecía humana) aunque algo exagerada cuando tiene que reflejar el cansancio que le produce su situación. En cambo Paul Bettany resulta un poco decepcionante, junto alguna otra destacable en el resto de habitantes de Dogville.
En cuanto al final y al giro de la historia, a la lección que recibe el pueblo y la postura adoptada por Grace (N.Kidman) considero que no está justificada en la historia, que quedan ciertos flecos pendientes para que el puzzle se componga y cree en el espectador la sensación que von Tier pretende. Tengo que comentar lo que me irrita la ultima toma de la película en la que mosses (el perro) aparece de verdad sobre su silueta dibujada, un efecto bastante desacertado y grimoso.
¡Para quien la vea, que después se dé un atracón de Stalone y Bandame!

martes, 4 de mayo de 2010

ADAPTATION.(EL LADRÓN DE ORQUÍDEAS) Spike Jonze 2002

Por Alejandro Parrilla



Nos encontramos ante una obra con un carácter atrevido e innovador que corre a cargo del buen entendimiento de su director Spike Jonze con el guionista Charlie Kaufman, quienes ya nos sorprendieron con su primer film Being John Malkovich” y se revelan en el 2002 para poner patas arriba el género y la forma de hacer cine en lo que al guion y a la estructura se refiere.
Es una película que se puede calificar de completísima en muchos aspectos. Si hablamos del género a grandes rasgos, estamos hablando de una comedia aderezada con el drama o incluso al revés, pero nos quedaríamos cortos solo con este enfoque, ya que esta obra nos ofrece un recorrido por todos ellos, la evolución es tan grande que permite a la historia salirse de sus propios parámetros. Kaufman juega con su historia entrando y saliendo de ella durante la película jugando también con nosotros, de modo que puede llegar a ser necesaria una segunda apreciación para estructurar la historia y descubrir a fondo el rol y las inquietudes reales de cada personaje.
Sin entrar mucho a destripar el argumento de la película, se pueden extraer varias lecturas que se abordan en el guión al mismo tiempo, una tangible en lo que a la propia historia en si se refiere y al trasfondo de cada personaje (sensibilidad, ideas, objetivos que persiguen…) posee un contenido más sentimental y enfocado al mensaje emotivo. Y otro francamente interesante, una crítica a la industria del momento. La critica al camino que se está adoptando en el cine comercial, la repetición de los mismos esquemas en todas las películas, esos personajes que se les complica la vida por las drogas, en tramas repletas de agresividad, tiros, algo de sexo y una gran lección al final de la historia ¿nos suena? Aun así estas películas son las que hacen las grandes colas en el cine. Jonze y Kaufman consiguen hacer una crítica tremendamente original a la vez que arriesgada, en la que recrean todo lo que critican haciendo así una película que tiene elementos de cualquier género sin ser un caos, o más bien un caos ordenado, estructurado al milímetro.
Los aspectos visuales de la película son correctos, algunos buenos pero no es por los planos y los enfoques por lo que destaca esta obra.
Hace alarde de una trama bastante compleja que se define por el pez que se muerde la cola, o la serpiente “ourobouros”, como hace referencia Nicolas Cage que interpreta brillantemente al propio Donald Kaufman ( guionista real) y Charlie Kaufman (hermano gemelo inventado para la película, a pesar de que firme también el largometraje apareciendo escrito por “los hermanos Kaufman”), Realiza un papel muy creíble a pesar de lo inverosímil de sus dos personajes, una pena que sea un actor tan irregular en la elección de sus papeles, papeles tan destacables como “ Leaving las Vegas” y tan penosos como el “motorista fantasma” y en tantas otras películas que se olvidan al salir de la sala… Acompaña la siempre correcta Meryl Streep, a veces demasiado y el destacable Chris Cooper quien le da un plus de originalidad y diversión a la película.
La película es a la vez película, realidad, historia ¡ y todo junto! Ahí radica la genialidad, le da una vuelta de tuerca a la idea de flash back y lo fusiona con la realidad, creando una atemporalidad muy creíble. Son muchos más aspectos los destacables como la adaptación que hace referencia al título, la búsqueda de la pasión, el buen empleo de la voz en off (algo que al principio funciona a la perfección) enfrentarse al proceso creativo y la cantidad enorme de referencias, sobre todo a aspectos de obras anteriores suyas y alusiones constantes a si mismos, algo que no sienta bien a parte del público y se le ha criticado, pero sinceramente eso la hace aun más genial.
En definitiva una película más que recomendable, sobre todo por no parecerse a ninguna otra película, algo realmente difícil de encontrar hoy en día en el cine.
¡Pescado fresco!