El Cine como forma expresiva y estética

lunes, 11 de febrero de 2013

Killing Them Softly (Un Deja-Vu de Andrew Dominik)


Por Pablo García Romano


De nuevo el director australiano presentó hace apenas un año (septiembre de 2012 en España) una película que parecía a simple vista otra pequeña perla de cine negro entre mafias, lo que podríamos llamar de género “Pulp Fiction”, ya que parece que todas aspiran a ser como la perla de Tarantino (véase el par de intentos de Guy Ritchie). Sin embargo, “Mátalos suavemente” ha pasado completamente desapercibida, y eso que tuvo una buena promoción, entre TV, cines, y marquesinas varias de las capitales de todo el mundo. Habría que observar quién es uno de los productores de esta película, para entender de dónde ha sacado Dominik el dinero para su distribución; aunque teniendo en cuenta, que es uno de sus protagonistas, y que ya ganó un prestigioso premio de cine independiente con otra de las películas del australiano, seguro que a Brad Pitt no le importó aflojar. Dominik consigue lanzar por segunda vez una película que sólo podría haber sido un pequeño capricho para un director de renombre.

 

Centrándonos en la película, montaje y fotografía son tan maravillosos que lo alejan de cualquier otra película. El hecho de haber sido grabada con un tiempo obturación más corto de lo habitual, hace que las gotas de la incesante lluvia de Louisiana resulten de lo más poético.


Se me antoja que el fracaso en taquilla de la misma, o mejor dicho, el poco éxito, es por culpa precisamente, de que nos la vendieron como un filme de cine negro. Y efectivamente es la forma de la película, pero su contenido es muy diferente. Personalmente me recordó en su lenguaje a su inmediata predecesora, el western “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford”. Mafiosos reflexivos, humanos y casi filósofos, estoicamente tranquilos y racionales. Lo que nuestro Ivá (Ramón Tosas) intentó hacer con sus personajes callejeros.


Quien la fuera a ver pensando en ver otro “Reservoir Dogs” saldría francamente decepcionado de la sala, pensando que es lenta, pretenciosa y aburrida. Sin embargo, me llevé la (grata) sorpresa de ver una película con un fino humor de lo más cínico, sobre la idea de que la apariencia es lo que cuenta a la hora de elegir una cabeza de turco y de la falsa imagen que todos damos. Y cómo nos auto-encubrimos en una imagen que proyectamos como real, y que no es más que una sombra. Atentos a la película, cada vez que hace un juicio, siempre hay un discurso o una imagen de fondo tan evidente, que convierten a “Mátalos suavemente”, lejos de la idea del cine negro, en la comedia política más sutil y brillante de los últimos años.

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