El Cine como forma expresiva y estética

sábado, 24 de enero de 2015

Big Eyes

Por Isabar

Película dirigida por Tim Burton, basada en la historia real del pintor Walter Keane, y su mujer y verdadera pintora Margaret Keane. Estas pinturas triunfaron en los años 50 y principios de los 60, caracterizándose por los grandes ojos de todos los niños representados. Margaret Keane siempre inspiró a Tim Burton en su creatividad y tras todo este tiempo se ha decidido a recrear su drama en esta película.
Antes de ir a ver la película, yo ya conocía la historia y ya me encantaban las pinturas, y me ha parecido que el guion ha contado muy fielmente la historia y que la interpretación de los actores para representar este drama, un tema tan mítico en el mundo del arte; el plagio y la suplantación, han sido muy buenas. Especialmente la actuación de Amy Adams como Margaret Keane, quién como detalle de la película aparece de fondo en una escena tras la actriz.


Sin querer destripar la película, comentaré que Margaret Keane es una mujer con un gran talento que cometió grandes errores en su vida con los hombres, dejando que su segundo marido Walter Keane se apropiara de sus obras, con la justificación de que no se vendería el arte de una mujer.
En la película por tanto, podemos ver diferentes temas importantes en la sociedad y en el arte que tienen una profunda relación entre todos ellos: el machismo en el arte y en el matrimonio, la competencia en el arte, el auge del arte moderno desde el punto de vista popular y comercial, la gran amplitud del arte moderno y los críticos decidiendo qué es arte y qué no, el avance del papel de la mujer en la sociedad y como artista, y la revolución del negocio del arte, como cuando Walter Keane piensa en la venta de láminas en vez de lienzos… entre muchos más temas, creo que destacarían estos sobre todo. Y como tema moral vemos en Margaret, la conciencia humana ante las mentiras y los fraudes. Cuando terminas de ver la película, conocieras la historia de antes o no, no te queda duda de lo perturbado que estaba el señor Walter Keane y lo cohibida y bloqueada que podía sentirse una mujer en esa época como Margaret.
La película trata de mostrar cómo se inició todo esto, como llego Margaret a esa situación, cuál fue la primera vez que su marido fingió ser el artista de su obra, por qué ella lo permitió, y cómo fue su vida realmente. Un historia que precisamente parece de película pero que es completamente real. Ahora mismo está claro que Margaret no debió permitir que ocurriera esto ni una sola vez, pero seguro que no se ve tan fácil en los años 50, en la piel de una mujer separada y con una hija que mantener (y precisamente es su hija la que muchas veces refuerza su conciencia ante el fraude).


La sociedad estaba cambiando pero la mujer seguía muy por debajo del hombre en mil papeles y uno de estos era el arte. Las galerías de San Francisco estaban repletas de arte moderno y el arte se acercaba cada vez más a la cultura popular. Con esto entra en relación el debate de si la obra de Margaret es arte o no. Porque el éxito fue innegable, pero en la película reflejan bien como tuvieron que enfrentar a críticos que hoy en día dirían claramente que se trataba de ilustraciones y no de piezas de arte moderno. Yo me pregunto si se la consideró pintora simplemente porque trataba el óleo y pintaba sobre lienzos, en vez de dibujar con una tableta digital como muy probablemente habría experimentado si se hubiera iniciado a dibujar Margaret hoy en día.Y por ello me pregunto si ser ilustrador no vale lo mismo que ser artista, todavía hoy en día.
Porque si los verdaderos artistas no son capaces de definir de forma clara y sencilla qué es el arte o qué es su obra, creo que no es tan verdadero o rotundo tampoco el testimonio de un crítico (al menos eso pienso ahora en este momento de mi vida). Creo que el arte es un concepto demasiado grande y que no para de crecer más y más rápido en nuestros días como para decir que cierta obra sencillamente no lo es. Hoy en día parece que se diferencia con más énfasis entre artistas, aficionados y artesanos; los que saben desenvolverse con los materiales, o los que crean algo con ellos.
En la película se presentan ciertas frases que siempre me han hecho pensar y una de ellas es “El arte tiene que elevar, no complacer”. Creo que es un principio muy bonito y a la vez una contradicción y farsa tremenda para el arte que se hace ahora y desde la época de esta historia. Está claro que en la película critican un arte popular y comercial, del que yo me pregunto que si porque tenga esas funciones ya no es arte y se decide así de fácil y sencillo. Hay mil excepciones pero,¿No puede ser otro tipo de arte, con otra función, con otro público, pero que sigue siendo un trabajo con reconocimiento? Porque sigue existiendo un proceso, para artistas como Margaret, de estar en un estudio bocetando, dando mil vueltas a una obra y experimentando con diferentes opciones hasta entregar un lienzo final, en el que lo vea todo el mundo o no, hay cosas plasmadas que son más que pinturas y disolventes.Pero claro, quién no va a contestar a esto, que ese proceso es artesanía… Creo que es algo demasiado complicado, pero está claro que el debate que había en esa época con todo esto, sigue poco menos igual hasta ahora y se hace cada vez más grande precisamente porque el arte no deja de ganar posibilidades y opciones de expansión tanto materialmente como conceptualmente.
Por esto, aunque quizás yo vea una utopía para el negocio del que hablamos, creo que ahora mismo se vuelve más difícil saber qué es arte, y veo que hay muchos más tipos de arte ahora, como para hablar de un concepto único o general. Habiendo cien mil campos para el arte ahora mismo, no me gusta pensar que la ilustración forma parte del arte que no vale, o dicho de otro modo que no “eleva”. Ya que hablamos de un campo que tiene una tremenda relación con la educación en muchas ocasiones, por lo que personalmente, me parece un trabajo importantísimo en la sociedad que enriquece a las personas desde niños.


Diferenciando entre el arte por oficio y el arte personal, siempre he encontrado mayor “elevación” en la producción personal de un artista, como creo que hará todo el mundo. Porque el arte es esa producción ante todo,la que cuenta algo del artista.Y por esto defiendo el arte de Margaret Keane, que me parecen unos cuadros, más bien ilustraciones, preciosas, porque a mí sí me identificaron, me llamen inepta en conocimientos del arte o lo que sea.Ella expresa sobre sus obras que “los ojos son las ventanas del alma”y esto coincide con mi pensamiento e hizo que me identificará en sentimientos y ojos de sus cuadros, que sintiera algo en definitiva. Todo esto suena emotivo, infantil y hasta utópico, pero creo que es a través de estas experiencias por las que un niño empieza a amar dibujar y por eso pretendo defender siempre esta visión inocente del arte, aunque sea muy consciente del gran negocio real que es. Busco pensar que estas visiones no sean incompatibles y hacer el negocio más sano que se pueda de unas obras de arte, porque creo que debe ser así.

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